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LIMOS~A.
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y
superior de mas de seiscientos mil hombres, fuera de mujC'res,
y
uiños, con su suegro, que era un bárbaro idiota;
y
viendo á Moi–
sés algo inadvertido, cuando dijo al pueblo que no era suficiente
á
determinar sus negocios ,
y
se quejó de que Dios le hubiese puesto
tan pesada carga ,
y
que no acertaba, en hacer algunas cosas indig–
nas de su gobierno, no dudó <le corregirle, antes le dijo: inadver–
tido andas, hijo, mirad que os quitais la vida y la honra, etc. Con
ese indiscreto trabajo, mejor acertareis de esta manera: <liólc su
consejo el suegro, tomóle el yerno, y acertaron ambos, este en
corregirse, y nquel en corregirle. ¿Pues cómo?
¿
Veia mas el hár–
haro? ¿Sabia mas el idiotn? ¿Entendía mas <le gobierno civil el
montaraz? No, mas estaba I\'Ioisés tan inadvertido, que tuvo nece–
sidad de que un negro suegro snyo le advirtiC'se lo que él sabia me–
jor que nadie. to mismo les pasa á tu hijo,
ó
yerno,
ó
súbdito,
ó
superior, por mucho que sepan,
y
por mas autoridad que tengan,
si están turbados con alguna pasion,
y
necesitan que les digas:
mirad que penleis neciamente vuestra hacienda, vuestra homa,
vuestra reputacion , vuestra salud
y
vuestra alma. Y no creas a
quien te dijere, que. estüs desobligado de hacer esta limosna, por
ser ellos <loctos y tú ignorautc, pues para hacerla, mas se requiere
caridad, que doctrina ni habiliclaJ. J,a causa <¡ue el Evaugelio tia
de la condenacion eterna del rico avariento,
110
es olra, sino que
viendo
á
Lázaru necesitado de un pedazo <le pan , no se lo daba.
¿Pues cuál es mayor
rn~cesidad,
la del cuerpo de
1.111
pobre,
ó
la
tlel alma
tl1~
u11 rico? ¿Morir esta,
ó
morir aqnella? Bieu lo declara
Cristo nuestro Señor, avisándonos que no temamos á los que qui–
tan la vida del cuerpo, sino la del alma, echándola en el i11fieruo.
Tu hijo, ó tn
~úbdito,
ó
tu yerno,
ó
tu superior (por mas que
!'epa
y \
1
alga) que está ca ido en
pc~ca<lo
morlal tl el:rn Le de tí ,
¿
110
e~tá
mas necesitado que
L~ízaro?
Peor está c¡uc si hnhiera caído en
1111
pozo, corno Jernmías ;
ó
en el lago de los Leones, como Da–
uiel;
ó
€'11
el profundo del mar, como
fou;ís;
t.ausin remedio, que
él por sí no le tiene, sino le viene
el
favor clel cielo. Puédeslo
tú
remediar con advertirle su pecado,
y
afeürselo, y no lo haces?
:No
hay en
tí
caridad, no
hay
amor; cuya olira es la correccion
~
y
mas