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ti.
TllATADO QUI1'TO
fado ; no niegues la verdad, reconoce tn culpa, responde agradeci–
do, si el aviso
ó
reprension pide respuesta , y si no, calla, que es
lo mejor : propon la enmienda,
y
remedia el pecado de que te avi–
sa y el escándalo que con él has dado; y si el que te avisa
exagera la culpa, diciendo mas de lo que hay
i
uo te
exaspcr~s,
que es medicina, y ha de escocer para sanar (1). Cuando los :<mé–
dicos ó cirnjanos aplican algunas medicinas, aunque ellos yerren, y
lastimen, y les duelan
á
los enfermos, callan, lo agradecen,
y
lo
pagan. Hazlo tú así ; aunque te lastime quien te corrige, no des
muestras Je impaciencia,
ó
de disgusto, que no te puetle dañar
cualquiera exageraciou por grande que sea , si la llevas Líen ; al
enfermo sí le suele quitar la ¡Jda el métlico que carga la mano en
los medicamentos; mas el que carga en ICls avisos , te libra de la
muerte, si le oyes con paciencia,
y
te labra la corona de vida eter–
na , si te ayudas,
y
le
obe<l~ces
con perseverancia. Y concluyo con
lo que (2) el Espíritu Santo dice: Que el que aborrece el aviso
y
correccion, es un necio presumido ; si
tú
la aborreces, tú mismo
te publicas por tal, y das nunifiesto i!Hlicio de tu ignorancia,
y
presuncion (3); pero si la recibes híen, y obedeces
á
quien te avisa
y
aconseja lo que conviene, el mismo Espíritu Santo te da nom–
hre de dichoso,
y
bien afortunado;
y
Heosiodo, y Cenon te cali–
fican por el mejor de tus
(11)
iguales.
CAPITULO IX• .
DE LA LllUOSNA Y CARIDAD
QUE
SE DEBE HACER A LOS ENFERMOS.
Entre las obras ele misericordia, las que mas campean, como
mas útiles,
y
necesarias para el que las recibe , y mas satisfactorias
para el que las hace, son las que se ejercitan con los enfermos po–
bres,
ó
ricos, amigos, parientes,
ó
no conocidos. Y para que te
aficiones
á
ejercitarlas
1
oye primero las bendiciones que David echa
(1) Cor. hom.
!i4.
c. t6. atl Corinlh.-(2) 1
1
rov.
~5.
num.
t8. - (3)
Prov.
15.
num.
t8.-(~)
Lili. 8.
opus et
lib. 7. Apoplt.