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TllATADO CUA.11'1'0
al parir, trabajos al cria1·, in;jurias, baldones, reprensiones, quejas
mil veces: esto es lo que recibiste: dirás que sí; pern que hay otras
cosas de gusto ,
y
content0. ¿Y qué son estas? Que te acaricio, que
te regalú, que te engalanó, que te cubrió
~te
sedas, de telas, de
brncados, de orn, de joyas, y que te dejó salir en público para que
te viesen. Pues sábete que Dios te regalará mas, y que con la ho–
nestidad, recogimiento
y
castidad, estarás mas galana
y
hermosa,
¿Cómo no me dices lo malo liJUe te pasó con él? Si te despreció con
soherhia, si algun deudo suyo te puso faltas, y estás libre de tod(i)
c•so; pero por ventura tendrás congoja de tus hijos, y
¿
q1üén te los
Úiará? ¿Quién? El padre de los huérfanos. Dirás, que los hijos
sin padre no se crian con tanta virtud , ni en tanta
h~ pra.
¿Porque
tieucn
á
Dios por padre, y
u0
se criarán ricos, hourados y virtuo–
sos? Que de ellos
Le
poJria yo contar, que se criaron- sh1 padre y
salieron ilustrísimos,
y
celebérrim@s varones; y
q1~é
de ellos cria–
dos con padre, que se perdicrou. Crialcs desde ni!'ios como debes;
·si son dóciles,
y
de buen natmal, alégrate, que lo mas está hecho;
si hroncq_s, y mal inclinados, no te descqiJes, anda con cien ojos,
mas no te aflijas , que la buena educacion vence
á
la malá inclina -
cion.-¿Quiéres que sean .buenos? Sélo
tú;
con
el
ejemplo harás mas
que con las palabras; que importa poco hablar bien, si vives
mal~
y
las hijas y los hijos
h~ráu
lo que tu hicieres, y no lo que les dijeres.
ta lllll'na madre cria buenas hijas
y
el mal padre malos hijos. Mués–
trate mas severa
y
grave,
que~
amorosa
y
apacible, porque con esto
los hijos cobr:rn libertad ,
y
con aquello respeto. Si los deseas
cons~
tan tes en el hieu, téngantc amor; si obedientes, temor; si castos y
honestos, no vean en
tí
rastro de, liviandad ó desenvoltura. Casti–
ga sus defectos, y se enmendarán; alaba sus aci ertos y se alentarán.
No apruebo la demasiada severidad, y menos el mucho regalo: de
una
y
otro has de usar,
y
acertar con el medio, es grande pruden–
cia. Dales buenos maestros y escoje no al mas docto, sino al mas
virtuoso; porque la cieucia sin virtuJ es dafiosa ,
y
la virtud con
poca .ciencia es provechosa; si tuviere ambas cosas, será pan y me–
joría. Críalos 1le esta manera, con el amor
y
temor santo
1h~
Dios ,
y
tendrün mejor ventura, que si lo s criara
~u
padre.
Ya
has oído