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DE LA. S ,\TISFACCION VOI.UNTi\.UL\.
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tos .mas rcmcJios la hacian, tanto se hallaba peor:
~penas
podia
moverse sin gravísimo dolor alg11no de sus miembrns,
y
tra~
de
, estos males se la crió una postema Jentro de las mismas entrañas, '
y
Je ellas la salian tantos,
y
tan terribles gusanos, que no se po–
dian ver sin espanto
y
compasion. Dióla el fuego que dicen de: san
Anton , y consumióla hasta los huesos ; el hrazo derecho,
y
toda
la espalda se la pudrió , y desencajó del cuerpo : la cabeza era
siempre traspasaJa Je dolores; de la boca ,. narices, ojos y orejas,
le salia tanta sangre, que ponia admiracion,
y
espanto á quien lo
veia: nunca se le quitaba la calentura, tenia llagado el pulmon, el
hígado,
y
en cada parte de su cuerpo su ·dolor particular, sobre
todo tan pobre, tau sola y desamparaJa, que no tenia
á
quien vol·
ver la cabeza, sino al mismo Señor que la afligia: y estaba tan
contenta con su enfermedaJ, pobreza y soledad , -que una chozuela
y
pobre camilla le parecia palacio real,
y
lecho regalado;
las lla–
gas podridas , joyas; los d.olore:s, deleites; las lágrimas, dulce y
sabroso manjar; y los gusanos que salian de las llagas de
s~cuerpo,
perlas: regalos
y
favores de Dios nuestrn Señor, por quien padecia
tanto mal,
y
con la paciencia fue santa,
é
hizo Dios por ella mn-'
chos milagros . Ponte delante á J_,ázaro
el
mendigo, cubierto della–
gas de pies
á
cabeza,
y
lleno de miserias, y le verás . alegre
y
con–
tento, con grande quietud
y
paciencia ,
y
que tiene en medio
dL~
sus dolores, y enfermedad mas consuelo, y felicidad qnc los muy ri–
cos,
y
poderosos en medio d e sus honras y riquezas, porque recibió
aquel trabajo con hacimiento de gracia, como una gra11 merced.
11.
Q11 e la e11fermedad es don de Dios, <1 si corno la salud,
y
él la envía para que conozcamos nnestra Oaqueza, nos desengafie–
mos de nues tra vanidad , nos rlc spegucmos de las criaturas, nos
alleguem·os al Criador, nos acordemos de la muerte, caminemos
derechos
á
Dios
(1);
que sana todas nuestras enfei'med aLlcs , así del
cuerpo, corno del alma. Y como el platern pone el orn c11
el
crisol, para purificarle, y subirle de quilates , asi Dios nuestro S e.
ñor pone
á
los suyos en el fuego de
la
enl'ermedail para que con la
(1)
lsai.
1.
num. 6.