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DE LA. S ,\TISFACCION VOI.UNTi\.UL\.

2~l

tos .mas rcmcJios la hacian, tanto se hallaba peor:

~penas

podia

moverse sin gravísimo dolor alg11no de sus miembrns,

y

tra~

de

, estos males se la crió una postema Jentro de las mismas entrañas, '

y

Je ellas la salian tantos,

y

tan terribles gusanos, que no se po–

dian ver sin espanto

y

compasion. Dióla el fuego que dicen de: san

Anton , y consumióla hasta los huesos ; el hrazo derecho,

y

toda

la espalda se la pudrió , y desencajó del cuerpo : la cabeza era

siempre traspasaJa Je dolores; de la boca ,. narices, ojos y orejas,

le salia tanta sangre, que ponia admiracion,

y

espanto á quien lo

veia: nunca se le quitaba la calentura, tenia llagado el pulmon, el

hígado,

y

en cada parte de su cuerpo su ·dolor particular, sobre

todo tan pobre, tau sola y desamparaJa, que no tenia

á

quien vol·

ver la cabeza, sino al mismo Señor que la afligia: y estaba tan

contenta con su enfermedaJ, pobreza y soledad , -que una chozuela

y

pobre camilla le parecia palacio real,

y

lecho regalado;

las lla–

gas podridas , joyas; los d.olore:s, deleites; las lágrimas, dulce y

sabroso manjar; y los gusanos que salian de las llagas de

s~cuerpo,

perlas: regalos

y

favores de Dios nuestrn Señor, por quien padecia

tanto mal,

y

con la paciencia fue santa,

é

hizo Dios por ella mn-'

chos milagros . Ponte delante á J_,ázaro

el

mendigo, cubierto della–

gas de pies

á

cabeza,

y

lleno de miserias, y le verás . alegre

y

con–

tento, con grande quietud

y

paciencia ,

y

que tiene en medio

dL~

sus dolores, y enfermedad mas consuelo, y felicidad qnc los muy ri–

cos,

y

poderosos en medio d e sus honras y riquezas, porque recibió

aquel trabajo con hacimiento de gracia, como una gra11 merced.

11.

Q11 e la e11fermedad es don de Dios, <1 si corno la salud,

y

él la envía para que conozcamos nnestra Oaqueza, nos desengafie–

mos de nues tra vanidad , nos rlc spegucmos de las criaturas, nos

alleguem·os al Criador, nos acordemos de la muerte, caminemos

derechos

á

Dios

(1);

que sana todas nuestras enfei'med aLlcs , así del

cuerpo, corno del alma. Y como el platern pone el orn c11

el

crisol, para purificarle, y subirle de quilates , asi Dios nuestro S e.

ñor pone

á

los suyos en el fuego de

la

enl'ermedail para que con la

(1)

lsai.

1.

num. 6.