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".!36 ·

Tl\AHDO COARTO

consuelo en tus enfeí·medades

~

te ayudarán las razon?s siguientes:

1.

º Considern que la impaciencia; y tristeza no disminuye la

enfermedad, sino la _aumenta, poPque tauto mas se siente una cosa,

cuanto es mas contraria

á

nuestra voluutad, y juntamente es causa

de que se pierda el merecimiento que se gana con la paciencia: lue–

go mejor será hacer de la necesidad virtud , supuesto qne la tristeza

ha muerto

á

muchos,

y

á

nadie es de provecho. Desahoga el cora–

zon , quéjate, suspira

y

llora cuantlo el dolo1· te

apr~tare;

porque

como la llama del fuego se apaga con el propio humo cuando no

puede salir fuera,

y

andan revol viéndose sobrn ella (

1

);

así, ni mas,

ni menos acontece

á

la virtud animal,

y

vital del hombre, que la

mata,

y

ahoga el dolor, sino tiene respiradero poi· donde salir y

desfo1jar la pena.

'.2.

0

La enfermedad es corno un criado de Dios

('.2),

que nos vie–

ne

á

visitar de su parte,

y

á

decirnos que nos preparemos para mo–

rir. Comparacion es de Cristo nues tro Señor, porque pidiéndole el

Centurion salud para su hijo, comparó las enfermedades

á

los cria–

dos de un Señor, que van,

y

vienen

á

donde les manda su amo

con pronta oLediencia: esa enfermedad que tienes, un criado es

que Dios te envía ; man<lóle venir y vino; mandárale volver, y

volvcráse. Por ser criado de Dios se ha de recibir alegre, y cortes–

mcnLe; porque así como los reyes de la tierra tienen por honra la

que se hace

á

sus criados , y se ofenden de saber que son mal reci–

bidos, así nues tro Sefio r se desagrada, de que no se reciba bien la

enfermedad que él nos cn via.

3.

0

En la semejanza de las enfermedades que se padecen, hay

desemejanza grande de los que las padecen, y en medio de unos

mismos dolores causau diferentes efectos el vicio, y

la

virtud (3);

porr¡uc así como en un mismo fuego resplandece el oro,

y

humea

el leño verde,

y

con una misma trilla se desmenuza la paja

y

se

limpia el grano,

y

con un mismo aire el almizcle derrama su pre–

ciosa fragancia,

y

el cieno su pesti!encial olor; así la misma enfer-

( i)

Ecdcs. 30.

nu111.

24.-('2) Dasil. hom.

de

graliar. ilclionem. Ant•

...i lv.

!.

1. r ;: p.

13.- (il )

Au¡; .

iiu.

L do Cil' it. Dei.

c~ p.

8.