CAPITULO XI.
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RESPÓNDESE AL 'TEi\IOR QUE ALGUNOS TIENEN SI SON PREDESTINA-
DOS , Ó PHÉCITOS.
Si te aílige
y
congoja el
enemigo~
haciéndote duda!'>
y
temer,
si eres del número de los escogid@s,
ó
de los reprobados ,
y
que
ya esLá dada la sentencia difinitiva, sin que haya lugat· de apela–
cion, y que nadie puede saber sin revelacion divina de cierto si se
ha de salvar; no pit'nses en eso, ni te desconsueles,
niJ e
melanco–
lices, pues la divina eleccion, ni te hace fuerza para
el
mal, ni te
la quila para el bien: verdad es, que hay número ya determinado,
y certísimo de los predestinados , sin que se pueda quitar, ni aña–
dir un alma tan sola ;
y
que el saberse quién sean estos, está reser–
vado solamente
á
la infinita sabiJmía de Dios; pero tamLien es
verdad cierta
('1) ,
y
de
fe ,
que el que persevera hasta el fin en la
observancia de la ley de Dios, será salvo. Palabra es
~uya,
y
la
tiene jurada poi· sus profetas, diciendo
(~):
vivo yo, que no quie–
ro la muerte del pecadm, sino que se arrepienta, y viva. Bien sa–
ben y creen los d(i)ctos , y los que no lo son,
y
tú
por co nsiguien–
te, que quiere Dios que todos se salven. Que en cualquier hora
que gimiere el pecador, no se acordará de sus pecados, por muchos
y
graves que sean para condenarlo por ellos, y que los echará en
el profundo ma1· de su misericordia (5) : que no es aceptador de
personas, sino que el que hace su voluntad es su amigo , y eLque
no , no: que espera con paciencia
á
los pecadores , y no quiere que
~-
perezca ninguno, sino que todos se conviertan
á
él;
y
que al que
venciere, no le horrará del libro de la vida ;
y.elque guardare su
palabl'a, no verá para siempre la muel'te;
y
que campea mas su
omnipotencia en perdonar,
y
tener misel'icol'dia, que, castiga!': si
esto es así, ¿de qué te afliges por no saber los secretos de Dios,
(1) 1'1allh.
to.
núm. 2:!.-(2) Ezec. i8 nurn. 22. Jclem 33. num.
1.–
(3)
lfa~ br.
10. num. 17.
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