Table of Contents Table of Contents
Previous Page  242 / 458 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 242 / 458 Next Page
Page Background

230

TUATADO CUARTO

de Dios pel'<lonal',

y

habed misericordia del pecador, porque es

l'ico

en misericordia, y poi' mucha que gaste, nunca le falta, que· toda

su hacienda la tiene situada en misericordia ,

y

préciase tanto

d1~

f

ella; que es glol'ia suya perdonar, y teuer misericordia,

y

por eso

dijo san Pablo: tódos pecaron y tienen necesidad de la gloria de

Dios, esto es, de su misl\ricordia, y penlon : y en este mismo sen–

tido lo toma la iglesia, cuaudo dice en la gloria: todos te damos las

gracias, por tan graude gloria, como te se sigue de usar con nos–

otros de mísericonJia. Para eso vino

á

buscar pecadores miserables,

para cobrar los tercios de sus rentas, compadeciéndose de sus mi–

serias, de ellos, y 1le las tuyas.

Arrójate con viva

fo

cu el mar Bermejo de la Pasion de Jesu–

cristo, eu quien,

y

por qnien serán anegatlas todas tns culpas

y

pecados, sin que jamás vuelvan

á

parecer; y si los vieres, será

estando ya anegados

y

muertos, que no te pondrán horror, ni es–

panto, sino te incitarán

á

bendecir

(t

Dios nuestro Sefior, serle

muy agradecido, por haberlos h1.111tli1]0 en el mar de su misel'icor–

dia : oye lo que te dice Cristo : no es la volunLa1i de !uestro padre,

que está en los ciclos, que perezca el mas mínimo de vosotros. ¡Oh

sente11cia digna de Dios! ¿Qué te parece de

ian

dulces palabras?

Aunque fueras peor que Cain, mas desleal que Judas, mas cruel

que Absalon, mas desesperatlo que Saul,

y

mayo!' demonio que

:Lucifer, ¿habias de desconfi ar de Ja rnisericonlia de Dios, que

tales palabras dice? Cree firmemente, espera en Jesucristo tu Dios,

duélete de haberle ofendido. y ámale sobre todas las cosas, que si

esto hace:; , ó no habrá cielo, ó tú Ie gozar·is : no es el demonio el

que te ha de juzgar, ui alg11n enemigo tuyo, sino Dios: si él te

justifica, ¿q11ié11 liabr:'.t que te condene? Si él es por tí, .quién será

contra tí? Si él es tu ahogado, ¿qué ternes

á

tu contrario? Si Dios

nsó contigo

tlt~

tantas rni serir.ordias cuando le ofcmlias, ¿cómo no

las usará ahora .que no le ofendes? Si no te desamparó cuando an–

dabas perdido, cómo ahora te desampararü? Si tuvo misericordia

de tí cuando erns indigno de ella, ¿cómo ahora no la temlni? Si

salió al encuentro

<i

los que le iban

á

prender, si admitió el brso

del falso Judas, si restituyó la

on~a

á JUalco, ha de huir íle tí? Si