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TUATADO CUARTO
de Dios pel'<lonal',
y
habed misericordia del pecador, porque es
l'ico
en misericordia, y poi' mucha que gaste, nunca le falta, que· toda
su hacienda la tiene situada en misericordia ,
y
préciase tanto
d1~
f
ella; que es glol'ia suya perdonar, y teuer misericordia,
y
por eso
dijo san Pablo: tódos pecaron y tienen necesidad de la gloria de
Dios, esto es, de su misl\ricordia, y penlon : y en este mismo sen–
tido lo toma la iglesia, cuaudo dice en la gloria: todos te damos las
gracias, por tan graude gloria, como te se sigue de usar con nos–
otros de mísericonJia. Para eso vino
á
buscar pecadores miserables,
para cobrar los tercios de sus rentas, compadeciéndose de sus mi–
serias, de ellos, y 1le las tuyas.
Arrójate con viva
fo
cu el mar Bermejo de la Pasion de Jesu–
cristo, eu quien,
y
por qnien serán anegatlas todas tns culpas
y
pecados, sin que jamás vuelvan
á
parecer; y si los vieres, será
estando ya anegados
y
muertos, que no te pondrán horror, ni es–
panto, sino te incitarán
á
bendecir
(t
Dios nuestro Sefior, serle
muy agradecido, por haberlos h1.111tli1]0 en el mar de su misel'icor–
dia : oye lo que te dice Cristo : no es la volunLa1i de !uestro padre,
que está en los ciclos, que perezca el mas mínimo de vosotros. ¡Oh
sente11cia digna de Dios! ¿Qué te parece de
ian
dulces palabras?
Aunque fueras peor que Cain, mas desleal que Judas, mas cruel
que Absalon, mas desesperatlo que Saul,
y
mayo!' demonio que
:Lucifer, ¿habias de desconfi ar de Ja rnisericonlia de Dios, que
tales palabras dice? Cree firmemente, espera en Jesucristo tu Dios,
duélete de haberle ofendido. y ámale sobre todas las cosas, que si
esto hace:; , ó no habrá cielo, ó tú Ie gozar·is : no es el demonio el
que te ha de juzgar, ui alg11n enemigo tuyo, sino Dios: si él te
justifica, ¿q11ié11 liabr:'.t que te condene? Si él es por tí, .quién será
contra tí? Si él es tu ahogado, ¿qué ternes
á
tu contrario? Si Dios
nsó contigo
tlt~
tantas rni serir.ordias cuando le ofcmlias, ¿cómo no
las usará ahora .que no le ofendes? Si no te desamparó cuando an–
dabas perdido, cómo ahora te desampararü? Si tuvo misericordia
de tí cuando erns indigno de ella, ¿cómo ahora no la temlni? Si
salió al encuentro
<i
los que le iban
á
prender, si admitió el brso
del falso Judas, si restituyó la
on~a
á JUalco, ha de huir íle tí? Si