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DB LA

SUlSUCCION

VOLUNTA.IUA.

2~U

veré

á

hacer de nueyo con mi gl'acia : l.evanta los ojos ·

á

Cl'isto ,

y

dile:

Dios mio, pues ·tú moriste para que los muertos viviesen, y tu

muerte ·mató la muel'te del pecado, y ellos vivieron muriendo ·tú:

yo te suplico, que viviendo, no muera yo eternamente. Señol' mio,

yo no merezco sel' perdonado por mí, por

sí; infinitos son tus

merecimientos, los mios son tn infinita misericordia , y como esta .

no puede faltar

á

ti, así ni aquellos me faltanín

á

mí, porque

09

puedo yo se1· pobre de merecimientos, mientras tú fue1·es rico de

misericordias: sálvame, Dios misericordioso y justo.

.

Acuérdate qne 1'1anasés lloró sus p.ecados, y se los perdonó

Dios; que David se convirtió, y el Verbo Eterno tomó carne de

su carne; que la Magdalena hizo penitencia, y Cristo la hizo su

querida d.iscípula; que el ladrnn se arrepintió, y le fue dado el Pa–

raíso; que el publicano le siguió, y fue su apóstol y evangelista;

que

á

la adúltern dió poi· libre ,

á

la samaritana y otras perdidas co–

bró; y

de

un Saulo hizo un Paulo, y lo arrebató hasta el lerce1· cie–

lo; llora tú tus pecados, que si no aplacen no dafian, conviértete

á

Dios, haz penitencia,

y

arrepiéntete;

y

si eres vicioso, serás vir–

tuoso; si ladron, hienaveutmado ; si logrero y publicano, evange–

lista; si blasfemo, ap6stol; si enamorada, amiga

y

esposa de Je–

cristo; si adúltera, si deshonesta, si perdida; casta, honesta, ga–

nada , y queritla <le Dios.

Sí te hace desconfiar la gravedad de tus pecados, acuérdate de

san Pedro que negó

á

Jesucristo, y de san Pablo que le persiguió,

y

hlasfcm6. Si la muchedumbre te desanima, ánimate Ja Magdalc–

ua; si la fealdad de ellos te aflige, consuélate la adúltera; si la in–

famia te desalienta, aliéutate san l\Iatco; si la: contiuuacion larga,

y

mala costumbre te hace desesperar <le la enmienda, rc(lúzcate la

confianza del huen laJron; si las muchas recaídas ,

y

tu grau lla–

queza te imposibilitan la misericordia

y

el pen.lon, no fics de

lí;

que eres hombre, sino de Dios, 1111e aunque caigas mil veces al dia,

como tú quieras levantarte, él te ayntlar<i y pcrdonar:i, _como per–

donó,

y

perdona

ü

mayores pecadores

c¡uc

tú. No es tan prnpio del

sol alumbrar, ni del fuego cale11tar, ni de la nieve enfriar, como