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llli

L!

SA'l'ISFACClON VOLUl'IT.\i\l ,\.

245

sin provecho tle la difunta, ni tuyo,

y

con daño de ambos ; de tí,

porque desagradas

á

Dios, no conformándote con su santa voluntad,

, y

hacierulo escesos de ella; porque ocupado en eso, no la enco–

miernlas

Dios, como debes.

¿

Llevóte Dios el marido que te martirizaba? Oye lo que acon–

seja el Espíritu Santo ( l ): derrama lágrimas sobre él,

y

llora, co–

mo si hubieras recibido un récio golpe. Cuida de su cuerpo, de su

sepultura, de su alma, llora amargamcnlll cuando lo apartaren de tí:

torna

á

llorar

1111

<lia,

y

otro, porque no munnnren de tí, diciendo

que no le amahas, etc. que es gran corclnra, en semejantl' ocasion,

mostrar pena

y

dolot· de lo que causan gusto,

y

alegría interior.

l\'las si te ha quitado Dios con el marido

todo

tu regalo, con–

tento, descaw;o, comodidad , honra

y

hacienda, no sé qué con–

suelo darte; Dios te le dé,

y

en

el

ínterin oye

á

san Juan Crisósto–

mo lo que dice

(2)

para tu alivio ¿Qué dices, mujer? ¿Qué lloras?

¿Porque tu marido era tu padre

y

tu tutor, y cuidaba de ti? ¿Y

Dios no tendrá cuidado <le ti? ¿Quién te dió sino él á ese marido

que lloras? ¿Quién te hizo sino sns manos? ¿Quién cuidó de ti an–

tes que fueses, sino él? ¿Quién te dió el alma que tienes? ¿Quién

te <lió ese entendimiento? ¿Quién te dió que lo conocieses? ¿Quién

te <lió

á

su propio hijo para tu remedio? ¿Pues este tal no se apia·

dará de ti? ¿Este no cuidará de tí? ¿Y un hombre sí? ¿Qué debes

á

tu marido, que iguale

á

esto

?

¿Y

si le debes algo, primern se lo

mereciste ;

á

Dios no, que no le has servido,

1~i

merecido tanto

hieu. Antes sin tener. necesiclad de tí, por sola su bondad y largueza

lleve siempre mercedes de

tí,

él te ha prometido su reino, vida, glo–

ria, paz

y

eterna hermandatl consigo ; él te porhijó,

é

hizo here–

dera consigo;

y

tú aun llorar

y

gemir por tu marido? ¿Qué te hizo

que se pueda comparat· con esto? Dios te da este S•)l, que alumbra:

Dios llueve cuando lo has mcuester: Dios· te envía cada afio trigo,

aceite, vino

y

todo tu sustento: Dios te quitó el marido porque

1 1~

amases

á

él,

y

te olvi1la::. tic él por acorclarLe del marido :

¡

Uh

qué grande ingratitud

!

Dime, ¿qué recibiste del <lifuuLo? Dolon•s

(t)

Eccb. 30.- (:!)

t.

at.l. Thom.

~.

hom. G.