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~50

Tl\~UDO

CUARTO

esposo, donde fuese servida como reina, la llorárns? no, scntiriaslo

á la partida ,

y

olvidáras luego tu pena con la memoria de su gus–

to. Jesucris to su esposo se la llevó al ciclo, para que reine con él;

,

dale gracias, y alégrate de su bien.

¿Eres amigo •lcl difunto? Elige

á

Dios en su lugar,

y

queda–

rás mejorado, pues no te se puede morir : procura su gracia

y

amis·

tarl,

y

eso te basta. Si tienes por oficio tlc piedad echar en la se–

pultura de tu amigo un p11fíado de tierra , mayor oficio de 'piedad

sed para tí echar cu su sepultura algun vicio tuyo,

y

enterrarle

con él. Pensamiento es <le san Ambrosio que dijo, que la sepultura

de nucstrns amigos dcbia ser sepu1tura de nuestrns vicios : sepulta

los tuyos con él

y

déjalos,

~orno

él los ha dejado ;

y

si fuiste cóm–

plice en ellos, presto será!> partícipe de la pena,

y

estarás como él

desfigurado, los miembros frios, la lengua muda, las manos sin

fuerza s , los brazos sin movimiento, los labios dnle11os, los ojos

quebrados, el rnslro descolorido, el cuerpo insensible

y

falto <lel al–

ma, qqe ahora le alimenta. Dul-lete de haber ofendido

á

Dios con

tal contricion, que le se caiga á pedazos el corazon por los ojos,

resuelto eu l:ígrimas de dolor. Con esto tomanis por amigo ü Jcsus,

que es amigo sobre todos los amigos,

y

cuando las cosas te falten,

él solo te será leal,

y

te guardarü la

fe,

en el dia de tu entierrn,

cuando todos tus amigos te dejen , él no te dejará ; an !.es te defen–

derá de los leones, que tendrfo las bocas abiertas para tragarte,

y

t.c Jlavará por una rcgion nueva, y no conocida, has La ponerte en

las plazas de la soberana Sion.

¿Era padre,

ó

madre? No Le tlcjó, sino fuese un poco antes,

y

á

tí te deja, si ti enrs paciencia

y

c:iriJarl, un graude merecimien–

to. :Frecuenta

á

menudo su sepulcro, que en el de sus padres,

y

mayores se trocó Sanson, y comenzó el espíritu de Dios

á

estar

con él: allí se hizo hombre valeroso,

y

de homatlos pensamientos;

allí abrió los ojos ü Dios, y Jos cenó al mundo

(1

).

San Agustín

se confiesa de que lloro por su madre santa Wló11ica; mas añade es–

tas palabras: si alguno juzgare que es culpa:

y

que ha sido mal

(1) Uu. 9.

co11 .'c.

1'2.

·r.

f.