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'fHATAUO QUINTO
probarte con 1·azones concluyentes, cuanto bien te está parn el cuer·
po, para el alma, para lo temppral y eterno , hacer lo que Dios te
ha pedido, siendo su limosnero.
CAPITUJ,0
ll.
RAZONES QUE NOS PUEDEN AYUDA_R PARA HACER LliUOSNA.
Aunque la misericordia no debe buscar razones en que estribar,
sino miserias que remediar
(1 ),
pues no discurre, smo socorre; con
todo, pondré algunas que alegren al misericordioso limosnero, y
alienten al que no lo es, para que Jo, sea:
1.
0
La primera será considera1· que la limosna nos hace
<i
Dios
muy sem,ijantes en la cosa mas gloriosa, que hay en él, y de lo que
él mas se precia, que es ser misericordioso, y está la mayor perfec–
cion de la criatura , en parecer
á
su Criador ;
á
la cual nos exhorta
el mismo Cristo , diciendo: se1l misericordiosos, así como vuestro
padre celestial lo es; y como la semejanza es causa de amor, ama
Dios á los misericordiosos, y les dice que son bienaventurados,
y
que alcanzarán misericordia, y por su apóstol les dice
(~):
que son
sus predestinados y santos queridos, los que tienen compasivas
y
piarlosas entrañas, y usan con los pobres de misericordia. Pues si
tienes tú tantas miserias, de que solo Dios puede librarte, ¿qué co·
sa mas acertada puedes hacer, que ser misericordioso con otros; pa–
ra que Dios siendo tu padre, y tu amigo, lo sea contigo? J,a insig–
nia
ele
los hijos de Dios no son cabestrillos , ni cadenas de oro echa–
das al cuello por gala, como la de los hijos de señores, sino
Ja
mi–
sericordia y fe, que por eso dijo el sabio: la limosna
y
la
fe
uuuca
te desamparen, sino échatelas ni cuello, como precioso joyel, con
que seas como por hijo de Dios, que en eso se conocen los que
lo son.
2.
0
La segunda es que somos miembros de un cuerpo, cuya
cabeza es Cristo,
y
lo que se hace con ellos , se hace con
t!I,
segun
(1) Cry
peen.
horn. 7. el a<l pop. Anl.
lio111.
33.-(''.!) Ad Epher. n. 5.
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