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VIDA DE CRISTO

sería entregado á los gentiles para ser crucificado. No

satisfaciéndose Pilato. con aquellas vanas acusaciones,

les preguntó, de qué delito en particular era reo aquel,

cuya muerte le pedían. Es un sedicioso, dixéron éllos,

que alborota

y

subleva el pueblo, prohibe pagar los tri–

butos debidos al César, y dice tambien que es el

Me~lÍ as

que estaba prometido por rey de los judíos.

Habiendo oído Piláto estas tres acu saciones sin nin–

guna prueba, conoció que todo aquello era una quere–

lla

de pura envidia

y

de pasion. La modestia, la ma<n–

sedumbre y la serenidad

qu~

resplandecían en el sem–

blante de Jesucristo, juntas

á

su tranquilidad, eran unas

pruebas vi sibles de su inocencia. Entróse, pues, en la

sala del tribunal: hizo le traxeran al acusadó,

y

le pre–

guntó sobre los tres capítulos de que le acusaban; pe–

ro el Salvador guardó un profundo silencio, resuelto

á

no hablar palabra en su defensa. Atónito de esto el

Gobernador, le dixo:

i

Cómo no respondes

lo que te

pregunto?

i

No oyes lo que dicen esos contra

ti~

Vien–

do Pilato que

1esus

nada decia, no dudó que hubiese

algun misterio en aquel silencio.

i

Es verdad, le dixo,

que eres tú rey de los judíos? D íxole entonces Jesus con

su mansedumbre y modestia acostumbrada:

i

Esto lo di–

ces tú de tu motivo

y

á fin de conocer

fa

verdad ,

ó

es porque los judíos te han hecho creer que y'o preten–

do usurpar el reyno de

Judea~

i

Acaso soy yo judío,

replicó Pilato , para saber quién es ese rey de los ju–

díos y ese

Mes ías~

Los de tu nacion te han entregado

i

1ní:

i

Qué has hecho?

i

qué motivo les has dado para

que crean que aspiras al

cetro~

Entonces Jesus le dixo

sin rebozo: Mi reyno no es de este mundo: no baxé del

cielo para hacerme rey de la tierra, para exercer acá

abaxo un poder temporal, ni para establecer un im–

perio semejante al del. príncipe á quien tú sirves; esto

es, no baxé para imponer tributos, levantar gente de

guerra, fortificar plazas

y

dar gobiernos (

Joan.

18. ). Si

mi reyno fuera de esta naturaleza, mis soldados y mis

oficiales me vendrian á defender,

y

hubieran sabido muy

bien librarme de las manos de los que quieren perder –

me; pero como te he dicho, mi reyno no es de acá aba–

xo. ¿Luego eres

rey~

replicó Pilato. Sí lo soy, como

'

.