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SENOR NUESTRO.
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'
cumpliese en la adorable persona de Jesucristo ,
y _
que -
en él se cumpliese esta profecía: (
!hren.
3. ).
Saturabi–
tur opprobriis:
hartaráse de oprob10s.
§.
LIV.
Niega Pedro
á
Jesucristo,
y
Júdas se ahorca
desesperado.
Pedro, aunque poseido
y
lleno de miedo, no po,dia
separarse de su buen Maestro: metióse en el átrio de
palacio., donde el Salvador pasó la noche baxo la guar–
dia
y
á la d iscrecion de los soldados
y
de Jos criados del
Pontífice. Como las noches son friás al principio de la
primavera. en la Palestina, se habia encendido fuego en
el patio de palacio para ca1'entarse los que guardaban al
Salvador. Habiéndose acercado Pedro
á
la lumbre, fue
acusado por 4na criada de que era uno de los discípu–
los de Jesus: defendióse Pedro,
y
negó que le hubies·e
conocido jamás. Uno-
d.~
los soldados, habiendo conocido
por el habla ·que· era galileo ,. le hlzo la misma recon–
vencion ;
y
Pedro· juró q\Je no conocía
á
aquel preso;
fi–
nalmente, una hora despues, viéndole
á
la lumbre uno de
Jos criados del Pontífice, aseguró que ciertamente era uno
de los discípulos de Jesus, que él le babia visto en el
huerto cuand@ lo pren.dieron : entonces Pedro ., asus–
tado., y te'miem:do qüe le echasen la mano, afirmó por
la tercera vez con juramento, que jamás le babia cono–
cidu. A este tiempo cantó el gallo segunda vez;
y
el
Salvador, que no estaba lejos cle allí., habiendo echado
una ojeada amorosa sobre el cobarde discípulo, le hizo
acordar de su pred iccion. Conoció Pedro entonces su cul- ·
pa; y penetrado del mas vivo dolor, se salió afuera he–
cho un mar de lágrimas,
y
pasó tres dias en llorar amar–
gamente su infidelidad.
Al amanecer del día siguiente se tuvo todavía otro
consejo pleno de los sacerdotes, de los ancianos y de
los doctores de la ley en la sala del sanhedrin: hiciéron
comparecer al Salvador en calidad de reo , preguntáron-