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134

VIDA DE CRISTO

contra éllos.

El

Salvador, que conocia el fondo

a·e

sus

co.

razones,

y

que queria curar la soberbia que hacia ambi–

ciosos

á los únos, y á los ótros envidiosos, les llamó,

y

les

clixo, que no debian parecerse á los grandes del mundo,

que no buscan sino las preeminencias,

y

que dominan con

imperio sobre sus súbditos: que en su servicio sucedia to–

do al contrario; el que quiere ser grande , debe ser un

criado dispuesto á servH

á

todos los ótros, á exemplo del

Hijo del hombre, que no ha venido á ser servido, sino

á

servir,

y

á redimir las almas

á

costa de su vid

§.

XLV.

Se hospeda el Salvador en

casa de Zaqueo.

Se.

cree

que va

á

hacer parecer el reyno

de

Dios.

J

údas

·condena

la

devocion

·

de Magdalena.

Continuando el Salvador su viage, llega

á

jericó,

y

da

vista

á

dos ciegos. Había en la ciudad un hombre llama–

do Zaqueo, príncipe -de-los publicanos y muy rico, el que

babia mucho tiempo que tenia grandes deseos de ver

á

Jesucristo. Como la gente se lo estorbaba por ser peque–

ño de estatura, corrió adelante,

y

se subió _á un sicómo–

ro, en un sitio por donde el Salvador habia de pasar. En

efecto, pasó por allí Jesus,

y

levantando los ojos, le vió,

y

le dixo : Zaqueó, baxa pronto, porque me conviene es·

tar hoy en tu casa. Baxa Zaqueo al punto,

y

le hospeda

en _su casa con el mayor gozo. Mientras que muchas gen–

tes murmuraban, diciendo que se babia ido

á

hospedar

á

casa de un hombre ian desacreditado por sus usuras,

Jesus les hizo ver por la inudanza milagrosa que obró en

el eorazon del publicano, que babi a entrado como un mé–

dico en la casa de un en(ern;io, sin otro fin que el de cu–

rarle; pues Zaqueo convertido va

á

postrarse á los pies

del Salvador,

y

le dice: Señor, desde este mismo instan–

te doy la mitad de mis bienes á los pobres; y si en alguna

cosa he defraudado

á

alguno, le vuelvo cuatro tantos inas.

Entonces el Salvador, lleno de gozo por haber vuelto al re-