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VIDA DE CRISTO
contra éllos.
El
Salvador, que conocia el fondo
a·e
sus
co.
razones,
y
que queria curar la soberbia que hacia ambi–
ciosos
á los únos, y á los ótros envidiosos, les llamó,
y
les
clixo, que no debian parecerse á los grandes del mundo,
que no buscan sino las preeminencias,
y
que dominan con
imperio sobre sus súbditos: que en su servicio sucedia to–
do al contrario; el que quiere ser grande , debe ser un
criado dispuesto á servH
á
todos los ótros, á exemplo del
Hijo del hombre, que no ha venido á ser servido, sino
á
servir,
y
á redimir las almas
á
costa de su vid
§.
XLV.
Se hospeda el Salvador en
casa de Zaqueo.
Se.
cree
que va
á
hacer parecer el reyno
de
Dios.
J
údas
·condena
la
devocion
·
de Magdalena.
Continuando el Salvador su viage, llega
á
jericó,
y
da
vista
á
dos ciegos. Había en la ciudad un hombre llama–
do Zaqueo, príncipe -de-los publicanos y muy rico, el que
babia mucho tiempo que tenia grandes deseos de ver
á
Jesucristo. Como la gente se lo estorbaba por ser peque–
ño de estatura, corrió adelante,
y
se subió _á un sicómo–
ro, en un sitio por donde el Salvador habia de pasar. En
efecto, pasó por allí Jesus,
y
levantando los ojos, le vió,
y
le dixo : Zaqueó, baxa pronto, porque me conviene es·
tar hoy en tu casa. Baxa Zaqueo al punto,
y
le hospeda
en _su casa con el mayor gozo. Mientras que muchas gen–
tes murmuraban, diciendo que se babia ido
á
hospedar
á
casa de un hombre ian desacreditado por sus usuras,
Jesus les hizo ver por la inudanza milagrosa que obró en
el eorazon del publicano, que babi a entrado como un mé–
dico en la casa de un en(ern;io, sin otro fin que el de cu–
rarle; pues Zaqueo convertido va
á
postrarse á los pies
del Salvador,
y
le dice: Señor, desde este mismo instan–
te doy la mitad de mis bienes á los pobres; y si en alguna
cosa he defraudado
á
alguno, le vuelvo cuatro tantos inas.
Entonces el Salvador, lleno de gozo por haber vuelto al re-