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...

SENOR

NUESTRO~

cuando lo veais suceder, sepa is que nada sucede ni su

ce~

derá que yo no lo haya previsto antes,

y

que no esté en

mi mano el evitarlo; pero si yo lo padezco, es· porque

he

. querido padecerlo; es porque conformándome con la vo–

}untad de Dios, mi Padre, he querido redimir·

á

los hom–

bres por medio de una muerte tan ignominiosa. El even–

to de esta prediccion, que bien presto veréis cumplida

hasta en sus menores circunstancias , os debe responder

de la verdc;id de la que voy

á

haceros; esto es, que resu–

cit'aré gl rioso

y

triunfante tres dias despues de haber

muerto en

una

cruz: la seguridad que os doy de "que re–

sucitaré , os debe alentar .contra ,el escándalo de

mi

muer–

te; y el claro conocimiento que tengo de la

írna

y

de la

ótra, debe seros una prueba evidente de mi divinidac,l, por

mas repugnante que os parezca, y por mas GOntraria.

y

opuesta que se os figure una tal pasr'Ón, y upa tal muerte

á

la

cualidad de Mesías. ·El evangelio nos ,dice, que los

apóstoles no comprendiéron esta tercera prédiccion, co–

mo tampoco habian comprendido las otras dos.

Aún

no babia acabado de hablar el Salvador, cuandG

Salomé, madre de Juan y J acobo, se llegó

á

él, y le pi–

dió se dignase prometerles

á

sus dos hijos las dos primeras

sillas de su reyno (

Luc. et Matth.

18.

et

20. ).

El

Sal–

vador no dió respuesta á la peticion algo ambiciosa de es–

ta muger; sino que dirigiéndose á sus

hijos,

que eran los

que la hacian hablar, les dixo:

No

sabeis lo que os pedis:

mi reyno no es corno vosotros lo imaginais: los primeros

¡:mestos de él no se dan al simple favor, sino al mérito;

y

el medio para me.recerlos son los trabajos, las humilla–

ciones

y

las cruces:

i

podeis beber el cáliz que yo he de

b~ber ~

Esta expresion que se encuentra muchas veces en

la Escritura,

es~aba

muy en uso entre.los judíos para sig–

nificar las , penalidades y las aflicciones. Podernos beber-:.

l~,

res pondiéron los dos hermanos. Parece que esta res pues–

ta, lejos de venir de presuncion, nacía de un efecto s·incero,

y

del amor tierno que entrárnbos profesaban

á

Jesucristo: ·

así se ve que el Salvador les aseguró que participarían de,

su

cáli~;

pero que en cuanto al puesto que habían de

te~ ·

ner en su reyno, debían dexarlo á la disposie.ion de sui

Padre. La ambician de los dos apóstoles desagradó

á

los .

otros

d~e~.'J

los q.u.e

no

d~xáron

de indignarse algl!n tanto

Torn. VI.

.

1 3

,./'

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