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132

VIDA DE CRISTO

tenia de dar su vida por la salvacion de los hombres. Qui–

so ir por la Samaria;

y

llegó á una ciudad de la provin–

cia, en donde no le

quisi~ron

admitir, porque conociéron

.que iba

á

Jerusalen: tan viva estaba siempre la antipatía

,de los satnaritanos con los judíos. Los dos hijos del Zebe–

deo,

J

acobo

y

Juan , indignados de la afrenta que hacian

á

su Maestro, le dixéron : Señor ,

i

quieres que hagamos

que baxe fuego del cielo,

y

los consuma para vengaros

de

·la afrenta que os

hacen~

El Salvador, que queria enseñar–

n<;>s que el espíritu de sus verdaderos discípulos debia ser

un espíritu de caridad

y

de mansedumbre, y que todo

ze–

lo

duro y a margo es un zelo falso, volviéndose hácia éllos,

les reprendió, diciéndoles : No sabeis con qué espíritu

.debeis obrar: el Hijo del hombre no

ha

venido

á

quitar la

vida , sino

á

darla : no ha venido

á

perder

á

los pecado–

res, sino á salvarlos,

y

á usar con éllos

de

misericordia:

~abed

que

yo

quiero la misericordia y no la venganza

(

Matt h.

9. ) ;

porque no he venido por. los justos, sino por

los pecadores.

Dicho esto ,

pasó

adelante,

y

fuéron

á

hos–

pedarse

á

otro pueblo.

§.

XLIV.

Predice ./esucristp su muerte,

y

_todas ·las circunstancias de su pasion.

si

la serenidad y la alegría se

manifestab~~

hasta en

el

rostro de Jesucristo, no sucedía lo mism-o en el corazon

de los apóstoles: el temor de lo que babia de s.uceder los

tenia

en

una profunda tristeza. Advirtióla el Salvador;

y

queriendo alentarlos, previn·i'éndoles lo que habian de ver

dentro de poco, los tomó

á

parte, y les dixo: Hijos mios,

por

fin

vamos á Jerus'alen, en donde se cumplirá todo lo

que los profetas han predicho del Hijo del hombre; por–

·que será entregado

á

los príncipes de los sacerdotes

y

á

los

escribas, los cuales le condenarán á muerte,

y

.le entrega–

rán

á

los gentiles para ser tratado con irrision, para ser azo–

tado

y

cubierto de salibas;

y

despues que le hubieren azo–

tado y tratado con la mayor indignidad, le quitarán la vi–

·da. Os

he

predicho

.ya todo esto muchas veces

para

que