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VIDA DE CRIST0

ces:

B endito sea el rey que viene en el nombre del Señor:

paz en la tierr

a., y

g loria en el cielo.

Toda la gente, tanto

los que iban del<:

liQ.te

d~l

Sal yador, como

lo~

que iban de–

trás

y

á

los ladós,juntaban sus aclamac ion"es con la,s de los

discípulos, y gritaban por todas partes :

Hosanna,

gloria

al h ijo de D a vid: bendito sea el que viene en el nombre

del Señor :

1-1osanna,

salud

y

gloria en lo mas alto de los

.

,

.

c1e1os.

Los príncipes de los sacerdotes , los escribas y los

fa–

riseos no pudiéron ver sin despecho las honras ·extraor–

dinarias que -se bacian á un hombre, cuya pérdida habí an

maquinado y resuelto: decíanse los únos

á

los ótros: Veis

aquí como no ganamos nada: veis aquí que todo el mundo

corre trás él;

y

aun hubo algunos de éllos que mezclando–

se entre la gente, y

!1º

pudiendo disimular su indignacion,

le dixéron á Jesus: Maestro, haz callar

á

tus discípulos;

pero el Salvador .les respondió con su acostumbrada man–

sedumbre: Os aseguro que cuando estos callaran, las ·pie–

dras ha.blarian mas alto que. éllos.

Luego que el Salvador llegó

á

ver la ciudad de Jerusa–

len, no pudo contener las lágrimas, pensando en las cala–

tnidades que habian de venir sobre élla

y

sobr.e toda la na-

-cion en cas.tigo de·su extraña obstinacion eµ_

l.ílO_

querer re–

conocer a\'Mesías. Las lágrimas que derram,6

fu~ron

acom–

pañagas

d~

esta queja y

recoovencion , am9rosa~

Oesventti–

rada ciudad, que hasta aquí no has querido conocer lo que

debia hacerte sumamenie feliz:

i

.por qué tie.nes cerrados

los ojos á la luz tanto tiempo ha

?

¡Oh, si

á

lo ménos los

abrieras efi este dia que es para ,ti un dia degra<;ia:

y

de paz:

en este dia en que la voz del pueblo, y -hast,a la de los

ni–

ños

t~

convida

á

recoll¡_Qcer y .á _admitir

á

tu Salvador y

á

tu Padre;

p~ro_

estás ciega,

y

lo quieres estar! Sábete, pues,

ciudad infeliz, que Dios qu·e conoce tu ceguedad volunta–

ria te visitará

en su futo

r: sabe que el tiempo de tu ruina

está

ya

cerca'.

dentro.de

pocos años te verás sitiada de ene–

m.igos que te ce.riearán ,por todas partes,

y

que habiéndote

forzado

á

rendirte, harán en tus habit,ad9res una horrjble

.carnecería:

ar~asarán

tus muros, lo llevaran todo

á

sangre

y

á

fuego en la ciudad, arruinarán de arriba

á

baxo todos

tus soberbios ed ificios, y no dexarán en ti piedra sobre pie–

dra: as.í te visitará el Señor irritado contra

ti,

por no ha-