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142

VI DA

DE

CRISTd

se ocultaba de éllos: por el día se dexaba ver ·en el tem–

plo, y por la

t~rde

se retiraba al monte Olivete á pasar la

noche en orac10n.

·

:

§.XLVIII.

Deliberan los

judíos sobre

los

medios de prender

á

Jesucristo.

Dos.días antes de la fiesta de pascua; es á saber, el miér–

coles, los enemigos del Salvador, que eran todos los prin–

cipales de la sinagoga,

y

los escribas

y

fariseos, se juntá–

ron en ·1a sala del sumo sacerdote Cay fas: tuvi.éron allí su

consejo para deliberar entre éllos cómo harian para pren–

derá Jesus. Puede decirse que el furor y la

ra~ia

que tenian

los prú1ci pes de la sinagoga, los doctores de la ley

y

los

fariseos por quitarle la vida á Jesucristo, no eran solamen–

te efecto de su envidia

y

de su malignidad, sino tambien

de sus remordimientos. Por maligna

y

viva que fuese su

aversion

y

su ódio contra el Salvador del mundo porque

no se las habia ahorrado con éllos,

y

porque quitándoles

la mascarilla les había descubierto todos sus desórdenes,

su soberbia

y

su

h!

pocresía ; sin embargo, la prodigiosa

muchedumbre de 1naravillas de que éllos mismos habían

sido testigos, el cumplimiento de las profecías tocantes al

Mesías, tan visible en la persona y en la conducta de Je–

sucristo:

l~

época del tiempo

y

la perfecta semejanza que

veían, .mal que les pesase, entre Jesus de Nazaret

y

la

pintura qtte los profetas habian hecho del Mesías; todo

es–

to,

á

pesar de su terca obstinacion, les hacia sospechar que

aquel hombre tan ppderoso en obras·

y

en .palabras fuese

verdaderamente el Hijo de Dios, como él mismo lo ase–

guraba. Para calmar las inquietudes de su conciencia

y

se–

renarse, se habían irnaginado que si podian conseguir el

pr~n­

d-erle,

y

hacerle morir en una cruz, sería ésta una prueba

visible de que Jesus, lejos de ser el Mesías, era un impos–

tor. Así discurrian por la. falsa persuasion en que--estaban

de que debiendo el Mesías reynar eternamente, no podia

morir con una muerte igaominiosa. Por esto, viend·o al

Salvador

á

punto de espirar en la cruz, le decian insultán-