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.·.

q 45

pri1ner instante ·suspiraba

por

aqúell~

l101'a

-en que 'se de:..

bia inmolar

á

su Padre por la salvacion de todo el gé–

nero hu.mano (

Joan.

13. ). A mitad de cena, viéndose el

Salvador al fin de

su

carrera, y que iba

á

ausentarse' 'de

sus apóstoles ·por un

poco- d~

tiempo, quiso darles un gran

exemplo de húmi:ldad, curar con una aocion estupelilda

su

espíritu de la falsa idea que se habian forjado de

la

grandeza

y

de las dignidades de su reyno, y hacerles al

tnismo tiempo comprender la pureza con que en lo sucesi–

vo deberían llegar al divino Sacramento que queria insti-

tuir bien

pre~to.

.

·

Levántase de la mesa, se.quita sws vestiduras, esto

es,

su manto largo, el que en el Orie'r:ite servia para poner–

le encima de todo; toma un lienzo, que sería una toba–

lla ó servilleta , pónesele en forma de delantal ;

y

habien–

do echado agua en una ijofayna

6

librillo, empieza

á

la–

var lo·s pies

~lgs

ap6stoles. Este exempló de humil–

dad los .dexa·

t9nitos :· sá-n Pedro, sobre todo., no pudo

resolversé á dexat'5e

lav~r

los pies por su 'divino Maes–

tro : No, Señor, le dixo, no sufriré jamás que vos me la–

veis

los pjes. Respoadióle Jes·us: Lo que yo hago, no lo

comprendeis ahora, comprenderéislo con el tiempo. Que-

··ria Jesuc111sto

há:c<H

·cornpren4er

á

sus discípuló

la pMre–

za con que

se

~ debe

ll'egar al misterio de la Eucaristía;

y

esto fue

k> ~

que ·comprendiéron san Pedro

y

los demas

apóstoles cuando Jesucristo instituyó este divino Sa–

cramento. Porfiando siempresan Pedro en no querer ver al

Salvador

á

sus pies., le.dixo ·J@sus, que si no le lavaba los

pies, no le

reconb~étia

mas

por

su discíp1:11o. Si· es así, le

dixo entonces el santo Apóstol, lavadme, Señor ., ··no solo

los ¡fres, sino

-~ambien

la

cabez~

y

las_ manos.

Díx~le

en–

tonces el Salvidbr: El que

sal~

del bano, no necesita la–

vars

e sino los pie , pues está' todo limpio; así vosotros es–

ta.is

limpios, pero no ·todés: decía esto, porque sabia bien

q1H

én era el que le' habül' de entregar. Con esto quiso Je–

sucristo significar que los apóstoles,

á

excepcion de Júdas,

no tenian ningun pecado grave,

y

que solo tenían necesi–

dad de purificarse de sus imperfecciones.

Despues que Jesus hubo dado

á

sus apóstoles esta lec–

cion,

y

un tan gr.ande exemplo de humildad y de cari–

dad,

y

enoargándoles que lo practicasen tam9ien éllos,

Tom. VI.

·

K

SEÑOR NUEST&O.