![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0163.jpg)
-
SENOR NUESTRO.
149
píritu
santo. (
Matth.
26_. ).
E~hortóles
á
gu~rdar·
todos
sus mandamientos, especialmente el de la candad frater–
na: les predixo tambien las persecuciones que se levan ...
tarian contra éllos; pero los aseguró que les daría su gra–
cia para que las llevaran no solo con paciencia, sino tam–
bien con alegría. Finalmente, despues de haber hecho una
tierna deprecacion á su Padre, lo primero en favor de sus
apóstoles, los que le recomendaba en particular,
y
lo se–
gundo en favor de todos los horpbres en general;
y
des–
pues de haber dicho que el mundo sería siempre sil ene–
migo,
y
que siendo vencido el demonio,
y
desarmado por
su muerte, substituiria en su lugar al espíritu del mundo
para hacer continuamente la guerra á los fieles (toda es–
ta admirable deprecacion que
hi~o
el Salvador
á
su Pa–
dre, se puede ver en el capítulo diez y siete del evan–
gelio de san Juan), pasó Jesus el torrente Cedron que co–
rre
á
la falda del monte Olivete,
y
vino con sus apósto–
les á una especie de quinta, llamada Getsemaní, en don- .
de babia un huerto, en el cual pasaba regularmente las
noches en oracion. Llegado allí, .dixo á sus apóstoles, que
quedaran y pasaran parte de la noche en oracion para
pedir á Dios la gracia de la fidelidad
y
de la perseve–
rancia.
Tomando Jesus consigo
á
Pedro, Juan y Diego, se me–
tió con éllos mas adelante en aquella soledad;
y
habién.:..
dose apartado de éllos como un tiro de· piedra, empezó
á
apoderarse de su corazon un temor, un tedio
y
una tris–
teza mortal. Quiso manifestársela
á
sus tres queridos dis–
cípulos, diciéndoles:
Tengo una tristeza mm·tal; esperad
aquí,y
velad conmigo (Matth.
26.).
El Salvador podia des–
echar fácilmente aquel temor, aquel excesivo tedio,
y
aquella profunda tristeza: aquellos movimientos le eran
libres, por cuanto su alma gozaba de la bienaventuranza,
y
veía á Dios intuitivamente
y
en sí mismo; pero quiso
sentir en su corazon
y
en su cuerpo toda la amargura
y
todo el terror que causa á los hombres la cercanía de la
muerte, para mostrarnos el exceso de su amor , cuánto
le costaba nuestra salvacion, y asímismo para consuelo
de sus siervos,
y
para enseñarles con su exemplo lo que
debian hacer cuando se viesen en semejante estado.
Viendo Jesus que sus
discípulos
estaban
muy
acosados
Tom. VI.
K 3