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130 VIDA DE CRISTO
sido testigos oculares· de él. La fama de este prodigio se
extendió bierl pronto por todas partes; y muchos de los
que le habian vis to, corriér9n á Jerusalen, y fuéron á con–
tar á los sacerdotes, á los escribas y . fariseos el prodigio
.que Jesus acababa de hacer; de modo, que el tal milagro
vino á ser el asunto ordinario de todas las conversaciones.
§. XLIII.
Los judíos -tienen consejo contra el Salvador ,
y concluyen que_se le debe hacer morir.
La resurreccion de Lázaro era, por decirlo así, un mi:.
lagro vivo; y cada uno podia convencerse de élla por sus
propios ojos. En toda Jerusalen resonaban las alabanzas
que se daban á Jesus, á quien ya no le llamaban sino el
.Mesías; y á la verdad era bien difícil no reconocerle por
tal á vis ta de unos rasg9s tan estupendos. Informados por
sí m,ismos de la verdad ·clel hechd los sacerdotes, especial–
mente los mas calificados, y los escribas y fariseos, se
juntáron para deliberar sobre lo que debían hacer. Era
mas claro que el sol que u~ hombre que dice que es el
verdader.o -Hijp de·Dios· y1 el Mesías, que lo prueba con
.los mas es tu pendas ~ni lagros ·, y en qiüen ~e ve11ifica todo
ou¡:Into los profetas predixéron del 1-fijo de Dios,, debe ser
re,conocido por .tal: no se podía concluir ofra cosa, es ver–
dad; pero cuando quien domina es la pasion , cuando la
envidia y el ódio se han apoderado del corazon y del espí–
ritu, estamos.furiosos, estamos ciegos, no usa'mos de la
razon; ,esto se v~ pal pablemehte en toda la conducta que
pn Jesucristo los fariseos y los príncipes de los
: conviene,n to.dos en el1 principio, todos estáa
s de los hechos; y concluyen todos que deben
deshacerse de un hombre tan prodigioso, y en quien todo
el mundo reconoce todos los rasg r del Me–
sías. Esta fue la deliberadon y la aquel ini-
pío cpnsejo. ·, l . 1 · • •
,Este hombre dice positivamente que es el Hijo de Dios,
que es_Cristo, qu-e es el Mesías:. en prueba de éllo obra en
el nombre de Dios, su Padre, los milagros mas inaudfros