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112

J

VIDA DE CRISTO

hizo el milagro ; lo que hizo decir

á

algunos ae los fa–

riseos: este hombre que no guarda el sábado, no viene

de parte de Dios; pero los ótros no podian persuadirse

á

que un hombre malo pudiese haber hecho un prodigio

tan grande, y sobre esto babia entre éllos una gran dis–

puta. Preguntáronle al ciego,

i

qué era lo que pensaba él

de aquel hombre 9ue le babia dado vista? Por lo que

á

mí toca, respondio, creo que es un gran santo, que es

enviado de Dios, que es un profeta.

· .

La confesion del ciego,

y

la admiracion del pueblo

los inquietaba demasiado, y se resolviéron á no creer na–

da, basta que hubiesen hecho venir'á sus padres. Habién·

dose._presentado el padre y la madre, les dixéron:

i

Es

vuestro hijq ese que decís que ha nacido ciego?

i

Cómo

ve ahora? Ellos, que temían á los príncipes del pueblo,

y

sabian la resolucion que habian tomado de echar de la

sinagoga y excomulgará cualquiera que reconociese

á

Je–

sus por el Cristo, respondiéron solamente: Nosotros ·sa–

bemos muy bien que éste es nuestro hijo,

y

que nació

ciego; pero cómo v<t ahora, ni quién le haya abierto los

ojos, no lo sabemos; preguntádselo á él, que edad tiene

para decir por sí lo que hay en esto. Los judíos hicié–

ron venir

á

su presencia por la segunda vez al que ba–

bia nacido ciego, y le dixéron: Da gloria á Dios \se ser–

vían de esta fórmula los judíos cuando hadan jurar á al–

guno,

y

cuando le obligaban á poner

á

Dios por tes–

tigo de que <liria la verdad); dixéronle, pues: da glo–

ria á Dios; sabemos que este hombre es un pecador,

un mal hombre. Si

es

malo ó bueno yo no lo sé, respon–

dió' el que babia sido ciego; lo que sé es, que yo estaba

ciego,

y

ahora veo. Preguntáronle de nuevo,

i

como le

babia dado vista? Y él les respondió: Ya os lo he dicho,

y

lo habeis oido;

i

á que fin queréis que os lo vuelva

á

decir? iPor ventura que'réis tambien vosotros ser sus dis–

cípulos? Al oir esto se arrebatáron de cólera contra él;

y

maldiciéndole, le dixéron: Sé tú discípulo suyo: nos–

otros somos discípulos de Moyses: sabemos que Dios ha

hablado á Moyses; pero éste no sabemos de dónde es.

Lo admirable que tiene, replicó el que habia sido cie..

go, es que no sepais d·e dónde viene, ni quién es,

y

que

no obstante esto

ha

ya abierto mis ojos ,

y

me

ha

ya

da-