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J
VIDA DE CRISTO
hizo el milagro ; lo que hizo decir
á
algunos ae los fa–
riseos: este hombre que no guarda el sábado, no viene
de parte de Dios; pero los ótros no podian persuadirse
á
que un hombre malo pudiese haber hecho un prodigio
tan grande, y sobre esto babia entre éllos una gran dis–
puta. Preguntáronle al ciego,
i
qué era lo que pensaba él
de aquel hombre 9ue le babia dado vista? Por lo que
á
mí toca, respondio, creo que es un gran santo, que es
enviado de Dios, que es un profeta.
· .
La confesion del ciego,
y
la admiracion del pueblo
los inquietaba demasiado, y se resolviéron á no creer na–
da, basta que hubiesen hecho venir'á sus padres. Habién·
dose._presentado el padre y la madre, les dixéron:
i
Es
vuestro hijq ese que decís que ha nacido ciego?
i
Cómo
ve ahora? Ellos, que temían á los príncipes del pueblo,
y
sabian la resolucion que habian tomado de echar de la
sinagoga y excomulgará cualquiera que reconociese
á
Je–
sus por el Cristo, respondiéron solamente: Nosotros ·sa–
bemos muy bien que éste es nuestro hijo,
y
que nació
ciego; pero cómo v<t ahora, ni quién le haya abierto los
ojos, no lo sabemos; preguntádselo á él, que edad tiene
para decir por sí lo que hay en esto. Los judíos hicié–
ron venir
á
su presencia por la segunda vez al que ba–
bia nacido ciego, y le dixéron: Da gloria á Dios \se ser–
vían de esta fórmula los judíos cuando hadan jurar á al–
guno,
y
cuando le obligaban á poner
á
Dios por tes–
tigo de que <liria la verdad); dixéronle, pues: da glo–
ria á Dios; sabemos que este hombre es un pecador,
un mal hombre. Si
es
malo ó bueno yo no lo sé, respon–
dió' el que babia sido ciego; lo que sé es, que yo estaba
ciego,
y
ahora veo. Preguntáronle de nuevo,
i
como le
babia dado vista? Y él les respondió: Ya os lo he dicho,
y
lo habeis oido;
i
á que fin queréis que os lo vuelva
á
decir? iPor ventura que'réis tambien vosotros ser sus dis–
cípulos? Al oir esto se arrebatáron de cólera contra él;
y
maldiciéndole, le dixéron: Sé tú discípulo suyo: nos–
otros somos discípulos de Moyses: sabemos que Dios ha
hablado á Moyses; pero éste no sabemos de dónde es.
Lo admirable que tiene, replicó el que habia sido cie..
go, es que no sepais d·e dónde viene, ni quién es,
y
que
no obstante esto
ha
ya abierto mis ojos ,
y
me
ha
ya
da-