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,SENOR NUESTRO.

ce tnuchos: por otra parte, todo cuanto Juan·dixo de es–

te hombre ha sido verdad; y así nosotros debemos creer

sobre su palabra que es el Mesías, y unirnos

á

él. Los

milagros de Jesucristo,

y

el testimonio de Jesucristo eran

dos pruebas simples, pero convincentes; era preciso que

la pasion les hubiera cegado tanto como

á

los escr ibas

y

fariseos para que no se rindieran

á

unos testimonios tau

claros

y

tan seguros.

§.XXXIX.

J esucristo se hospeda en

~ la

casa

de

Marta

,

y

manifiesta la hipocresía de los fariseos.

P

asándo el Hijo de Dios con sus discípulos por Betá–

nia, se hospedó en casa de Marta, hermana de María

y

de Lázaro, á quienes pnofesaba una particular estimacion

y

a mi stad: fue recibido de éllos con el mayor gozo;

y

mientras que Marta andaba

muy

solícita en disponer lo

que era menester para tratar como era razon á su divi–

no huésped, su hermana se estaba sentada

á

los pies de

Jesus, oyendo con el mayor gusto y atencion sus santas

inst rucc iones. Viendo Marta que el trabajo ·de cuidar de

los huéspedes estaba todo sobre élla, se quejó al · Salva–

dor de que .su hermana la babia dexado sola en la

faena

de servirles; y · le pidió que la mandase fuese á ayudar–

la, y que no la dexara trabajar á élla sola; pero justifi–

cando Jesus la devocion de María y su eleccion, dixo

á

Marta: Marta, Marta, andas 1nuy solícita, y te embara–

zas en muchas cosas; y á la verdad, una sola cosa es ne–

cesaria: María ha elegido la mejor parte, la cual jamás

se la quitará (

Luc.

9. ).

No condeBa el Salvador la hospi–

t alidad que Marta exercia con tanta caridad con él y con

sus discípulos; solo condena la inquietud y turbacion que

c ausa una solicitud demasiado grapde; pero prefiere to–

davía

á

esta caridad el ..zelo de Ja propia , perfeccion,

y

el cuidado de la salvacion, el que sin di-sputa

es la

so}~

cosa indispensablemente necesaria,

y

que se debe prefe–

r ir

á

todo cuidado por loable que sea. Murmuraban

mu–

cho entre

sí los

fariseos

porque

Jesus

se babia

puesto

á

Tom. VI.

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