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SENOR NUESTRO.
' 123
viéndose seguido de una infinidad de gente,
~e
volvió
há:..
cia éllos,
y
les dixo (
Luc.
14.):
El que viene á mí,
y
no
aborrece
á
su padre,
á
su madre.,
á
su muger, á sus hijos,
á
sus hermanos
y
hermanas,
y
aun
á su propia persona,
no puede ser mi discípulo: como tampoco el que no lle–
va cada dia su cruz
y
me sigue. No entiende aquí el Sal–
vador por aborrecerá su padre
y
á
su madre una aver–
-Sion ó
un
ódio formal; solo entiende que debemos estar
dispuestos á sacrificarlo todo por su amor: la palabra
aborrecer
significa aquí, como tambien en otros lugares
de la Escritura, amar menos;
y
así es como se explica
san Mateo, cuando dice Jesucristo :
El
que ama á su pa–
dreó su madre mas que á mi, no es
digno
de mí
(
Matth.
20. ).
Tambien pone el Salvador por fundamento de la salvacion
la
renuncia general de corazon de todas las cosas;
y
así di–
ce: Cualquiera de vosotros que no renunciare todo lo que
tiene, no puede ser mi discípulo. Como si dixera: en vano
os empeñais en seguirme, si no despegais el corazon del
amor de las cosas de la tierra,
y
si no estais dispuestos
á
privaros de todo lo que estimais mas, desde el punto que
puede esto ser un obstáculo al grande
y
único negocio
de la salvacion.
§.
XLI.
Jesucristo
dice que ha
venido
singularmente
por los pe_cadores
;
y
da saludables documentos
á
sus ·discípulos.
No pudiendo los escribas
y
fariseos sufrir la bondad
y
mansedumbre con que el Sal_vador dexaba se llegasen
toda suerte de gentes, sin exceptuar á los publicanos
y
personas de mala vida (lo que·chocaba mucho ·á aquellos
soberbios hipócritas, siempre prontos
á
decir (
Luc.
15.),
No te arrimes
á
mí que estoy puro y limpio): .para confun–
dirlos, les dixo Jesus: Un hombre que tiene cien ovejas, ¿no
dexa las noventa
y
nueve por correr t ras la
úna
que se
ha
descarriado;
y
habiéndola encontrado, no la carga go–
zoso sobre sus hombros,
y
la vuelve al rebaño, y con–
vida
á
todos sus amigos
á
que se gocen
con
él ~
Asímis-