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~94

DOMINGO DIEZ Y

NUEVE -

mas negra de las ingratitudes se hicieron indignos de

él.

Sin duda que esta alegoría movió

á

la Iglesia á elegir este

salmo

para el

in

rróito de la misa de este día.

.

La

epístola de

la

misa

de

este día

~s

del capítulo cuar-

to de la carra de san Pablo

á

los de Efeso. Deseaba en–

trañablemenre el santo Apóstol la Silvacion

y

la perfeccion

de aquella recien nacida iglesia;

y

conociendo las necesi–

dades espirituales de aquellos nuevos fieles, los instruye

con el mayor cuidado en todos los misterios de fe,

y

en

los ptrntqs mas esenciales de la moral cristiana,

Era Efeso una ciudad muy dada

á

la idolatría

y

á

to–

do género de supersticiones, especialmente

á

la mágia.

En

las Acta'> de los apóstoles vemos

que

san Pablo hizo

quemar en élla en un solo día tantos libros mágicos, que su

valor importaba cincuenta

mil

denarios. Los cincuenta mil

denarios hacen veinte

y

cinco mil libra francesas, no

exced iendo el denario

á

diez sueldos de Francia ,

que

es

el

valor

ordinario del denario romano

(una libra france–

sa

ec¡uivnle

á

una peseta).

El libertinage era consiguience

á

codas sus supersticiones: el vicio,

la

destemplanza

y

la

disolucion reyoaban en élla con mas imperio que en nin–

guna otra ciudad. Había sido preciso curar el espíritu

de

los

ef~sios

de sus errores,

y

el corazon de

la

corru pcion.

La gracia

del Señor babia obrado este duplicado

prodi •

gio

por el ministerio de san Pablo. Los efesios habían

abrazado

la

fe con mucha generosidad : la inocencia

y

el

fervor reynaban en aquella Iglesia sin embargo del mal

exeroplo de los conciudadanos

y

de

los artificios de los

falsos doctores

y

de los falsos hermanos. Con venia fomen–

tar

la

devocion,

y

renovar

á

menudo el espíritu de fer–

vor,

el

cual es como

el

alma de la virtud cristiana;

y

es–

to

es

lo que hace

aquí

el santo

A

pósto1.

Renovamini spiritu mentís vestra?:

Renováos

en espí–

ritu ,

y

revestíos del hombre nuevo, que fue ·criado

á

la

semejanza de Dios en la verdadera justicia

y

en

la

ver–

dadera

santidad. Todos los princi píos prometen mucho:

los primeros pasos siempre se dan con vigor ; pero se

desmaya

y

se para en la carrera: es necesario hacer me–

moria frecuentemente de los mismos objetos

y

motivos

que nQs hícieron en trar en élla para que

la

continuemos-.

·Nad~

está mas

sujeto

á

cansarse

en

~l

cam_ino

de

la

per-