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~9º

DOMINGO DIEZ Y OCHO

mar?

?.

qué hay en él que no sea un escollo?

¡y

qué

de tristes naufragios! iqué no hay que sufrir de parte

de la pasion de los ótros,

y

qué no hay que sufrir de

parte de las nuestras? En el servicio de Dios, estos

ti–

ranos están , por lo menos, atados: todo está lleno en

sus caminos, el cielo está siempre sereno; y ciertamen–

te , cuando la conciencia está en paz , ¡qué calma mas

dulce!

¡Ah

cuánta verdad es, Señor , que estos

mis–

terios están escondidos

á

lo.<> sabios y á los discretos del

siglo ,

y

que solo están revelados á los humildes!

i

Quién,

Señor, impide que yo los conozca? Haced en mí la ex–

periencia, infundiéndome primero una profunda humil–

dad ; por lo que á mí toca, estoy pronto

á

sacrificarlo

todo, á hacerlo todo para gustar de tan dulces

y

agra...

dables verdades.

P U N T O S E G U N D O.

Considera que hay pocas verdades prácticas mas bien

probadas, ni mejor demostradas que ésta.

i

Qué mundano

hay que esté contento con el amo

á

quien

sirve~

i

qué

quejas no se oyen todos los dias de lo mucho que ha

y

que sufrir en el ser vi io del mundo? Al cootrario , no

hay santo que no esté contento, que no esté lleno de gozo

en el servicio de Dios.

iSe

halló jamás uno solo que se

quejase de que tenia demasiado que

sufrir~

de que no es–

taba bastante recompensado, que dixese que Dios no era

buen amo?

Non sunt

co'ndign~

passiones hujus temporis:

no ha

y

proporcion alguna entre nuestros trabajos,

y

la

recompensa que nos aguarda.

La soledad , la penitencia, las cruces son unos teso–

ros escondidos

á

los sabios del mundo ; pero al mismo

tiempo son un manantial abundantísimo de suavidad , de

paz

y

de consuelo interior para las gentes de bien. Su

modestia, su compostura, su igualdad de humor son las

imágenes de la tranquilidad del alma

y

del gozo del co–

razon.

i

Cuando me conducirá á este manantial de dul–

zuras

y

de consuelos el deseo que tengo de ser feliz?

San Pablo primer ermitaño pasa noventa años en la

mas espantosa soledad desconocido de los hombres,

y

pensando únicamente en Dios; ipero se queja san Pablo