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DESPUES DE PENTECOSTES.
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sin llevar el vestido de boda ,
y
fue castigado por éllo
severamente , habiendo sido arrojado
á
las tinieblas de
afuera La epístola del día coincide mucho cqn el sentido
figurado de esta parábola. E<> una exhortacion patética .
que hace san Pablo á los efesios
á
que se despojen del
hombre viejo, ·
y
se vistan del nuevo, explicando las cali–
dades del úno
y
del ótro, exhortando en la persona de
éllos
á
todoc; los cristianos á renovarse su espíritu, y
á
vi
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vil' con una gran pureza de costumbres, figurada en el
vestido de boda de que se habla en el evangelio. El intrói·
to de la misa dice igual relacion: exhorta á los fieles
á
guardar la ley de Dios coq puntualidad y con fervor,
y
los hace acordar que solo Dios es nuestra salud; ·y que efl
cualquiera afliccion que nos hallemos, no tenemos que
hacer otra cosa que recurrir
á
él con confianza; pues el
mismo Señor nos dice, que nos oirá,
y
que será siempre
nuestro Señor, nuestro Dios
y
nuestro Padre.
Salus populi ego sum, dicit Dominus:
Yo soy la salud
de mi pueblo, dice el Señor.
De quacumque tribulatione
clamaverint ad me, exaudiam eos, .et ero illorurn Dominus
in
perpetuurn:
En cualquiera afliccion que se hallen los
oiré cuando me invoquen, y seré eternamente su Señor.
Ninguna cosa
es
de mayor consuelo para nosotros que es–
ta declaracion y esta promesa de Dios ; pero asímismo
ninguna es mas terrible, así para los judíos ingratos, co–
mo para los cristianos infieles , únicos artífices únos
y
órros de su reprobacion.
Attendite, popule meus, legem meam
;
inclín 1te aurem
vestram
in
verba
oris mei:
Pueblo mio, oye las instruc–
ciones que
voy
á
darte; inclina tus oídos
á
mis palJbra'>.
Este salmo es como el compendio de la hi toria de lo ' ju–
d1os desde Moyses hasta David. En él hac _ el Profeta
una contíuua contraposicion entre la bondad de Dio<;
pl–
ra con su pueblo, y la ingratitud del pueblo para con Dios.
A mas de mucha co as que e tán ocultas baxo el entiJo
literal de e te misterioso salmo, se ve en él el rey no de
Je ucri sco figurad
por el de David ;
y
la tribu de
J
udá
preferida
á
la de Efrain no representa el fin del
anti~uo
testamento
y
el principio del nuevo, en el cual loi gen–
tile. han
ido llamado al banquete de las boda <>, con ex–
clu ion de los judíos; los cuales por su impiedad
y
por la
Tom.
V._
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