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DOMINGO CATORCE

P R O P O S 1 T O S.

1

Así como hay pocos cri stianos que aspiren de

veras

á

una santidad perfecta

1

se pu_ede decir rambieo

que

no hay mucho

que e tén determrnado á pa

ar

la vida

en los últimos desórdenes: la mayor parte buscan

un

tc111-

.peramento entre estos dos extremos ;

y

qui iera n ,

i les

fuera posible, concordar

y

conciliar en éllo mi mos

la

conciencia con la concupiscencia , al mundo con Dios.

Se

t:juiere ser mundano sin dexar de ser cri tiano; se qu iere

servir á Dios,

y

cumplir con la obligaciones esenciales

de la religion , sin renunciar el espíritu y máxíma del

-mundo: se qu iere ser israelita en Jeru alen,

y

medio.gen–

til

e~

Babilonia: se pretende contentar

á

Dio y al mun–

do, dándose 1 mitad al úno

y

la mitad al ótro; pero e ta

es una preten ion vana, porque esta divi ion no puede

conrenrar al úno ni al ótro. La mitad es nada para Dio ,

y

tampoco erá ba tante pa ra el mundo; pero aunque

el

mundo se contentase con menos que la mitad; por poco

que le des , es no darle nada á Dios, es negárselo todo.

Está bien penetrado de esta importan te verJad, la

cual

es de la mayor consecuencia.

D

lárate por verdadero

siervo de Dios, cumple con todos lo deberes de tal, y

no

te dé nada de que el ml.lndo grite

y

rechine.

o tienes

sino un solo amo, que es el mi mo D ios; sírvele con fer·

vor, con cuidado

y

con fidelidad.

2

Haz

lo que piden de

ti

la

ciencia

y

el bien

parecer;

pero jamás ea e clavo de las ridículas máximas

de

los

mundanós.

Píen a

continuamente que estás ea el servicio

de Dios. ¡Qué ind ignidad , qué baxeza sujetarse

á

las qui·

méricas leye de un monton de libertinos

ú

de mugeres

mundanas, que se complacen en inventar mod s, en

mu~

dar las costumbre

y

lo usos,

y

en de rerrar ó utori–

zar las cosas

egun

u capricho

y

su depravado gusto.

Jamá

tenga por regla de tu conducta otra máxím·1 que

las del evangelio, ni otro modelo que la vida de los

S"'n–

tos. En cuanto tienes que hacer co;isulta solamente

á

Dios,

á

tu

salvacion

y

á

tu conciencia. Destierra p ra

siempre de tu e pírit y de tu corazon e ta máxima iodi5-

pa

de u:t cri tiano:

A

í

-e debe obrar

cuando

se vive a

el