Table of Contents Table of Contents
Previous Page  229 / 414 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 229 / 414 Next Page
Page Background

DESPUES DE PENTECOSTES.

221

mucha costa para tenernos en su servicjo: El Señor. es

quien nos alimenta; nos mantiene

y

nos conserva, y quien

nos ha prometido un rico

y

precioso salario despues que

Je hayamos servido.

i

Hubo jamás criad9 obligado, empe–

ñado á servirá un amo por mas títulos que lo

~stamos

nos–

otros

á

Dios? Sin ·embargo , por la mas indigna , la mas

injusta, la mas ridícula de todas las conductas, no estamos

contentos de no tener que servir· sino á Dios. Convenimos

en que el Señor es el mejor, el ma" dulce, el mas grahde,

el mas

poderoso~

y

el mas liberal de todos los amos: que

solo él nos puede ·hacer nuestra fortuna; ni la esperamos

de ningun ótro. Se conviene en que el mundo es el amo

mas duro, mas ingrato, mas pobre que puede haber: que

nada tiene que dar, por mas que prometa dar mucho:

que su servicio es una vergonzosa esclavitud: que por nin–

gun título.merece el nombre de amo : que no tiene en su

servicio sino esclavos; que el mundo es propiamente un

tirano, que solo sabe hacer infelices. Con todo, no obs–

tante este .convencimiento confirmado todos los dias con

mil exemp1os, son pocas las personas que quieran tener

á Dios por su único amo. Se qujere servir

á

Dios; pero se

quiere servir tambien al mundo; queremos partir nues–

tros servicios. No somos tan impíos

é

irreligiosos que

rehusemos servir á Dios; ¡pero cuán pocos son los verda–

deros fieles que no quiere·n servir sino á Dios solo! Se

quiere servir cambien al mundo , ·se miran con respeto las

leyes del mundo ,

~us

libreas se visten con gusto ; se hace

profesion de seguir su

espír~tu

y sus· máximas. E ste nue–

vo amo es duro, su servicio es amargo

é

ingrato ; no

importa, se le si:rve con gusto, se ama ' su yugo, 'Pºr mas

pesado que sea: ámanse hasta sus disghlstos

y

sus_desgra–

cias; ¿quién se queja de su yugo, ni qui én le arroja de sí.,

al paso que

vemo~

á

estos mismos quejarse de la

imagina..

· da pesadez del yugo de Jesucr.isto? rJPor

sua~e

y

ligero

que sea el yago de este Señor, se nos hace demasiado pe–

sado; su servicio nos cansa

y

nos fatiga. ¡Qué locur.a; buen

Dios, qué impiedad mas extravagante!

¡,

r

,

,