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DE CUARESMA.

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ne.r locuti .runt, erubuerunt ser–

v í vehementer: quia numquam

dictu.r fuerat sermo hujuscemodi

de Susanna. Et /acta est dies

craitina. Cumque veniuet. popu-.

lus ad Joa.chi;m virum ejus, ve–

nerunt et duo, presbyteri pleni

iniqua cogitatione ad·versum Su–

sannam, ut interfi:cerent eam. Et

dixerunt c-0ram populo: Mittite

ad Susannam, fitiam

Helci~,

uxo–

rem Joachim. Et stat(mmirerunt.

Et venit curn parentibus, et filiis,

et universis cognatis .suis. Por–

ro

Susanna erat delicata nimi.r-,

et pulchra speeie. At iniqui i/li

juserunt ut diicooperiretur, erat

enim cooperta, ut vel JÍc .s-atia–

nntur decore ejus. Flebant igi–

tur sui

,

et omnes quz' nove–

rant eam. Con.rurgentes- autem

duo presbyteri in medio popu–

li

,

po.ruerunt manus 1ua; su–

per

cap.ut

eju.r-.

Qwefien~

su;pe–

xit

a

d

c

relum :, erqt enim cor ejus–

fiduciam habens-

in

Domino.- Et

dixerunl' presbyterls: Cum deam-.

hularemus-

in

pomario soli, in–

gres

sa est cum duabur puelli.r:

P.

.clausit o.rtiá pomarii, et di–

mitit

·.re pue,llas, Venitque ad

<eam ado!eicen.s

,

qui erat1abicon–

ditus-, et concubuit cum· ea. Por-

1"th

nos-, cum essem11SJ in anguln

pomarii, videntes iniquitatem cu–

.currimus ad eos-, et vidimus eo.r–

pariter commisceri. Et illum qui–

dem non quivimu; comprehende-

.re, quia fortior nobir erat , et

a-peftis ostii.r- exilivit: hunc au-:

tem cumiaprehendiuemus, inter–

rogavimus, quidnan euet ado–

leicen1, et noluir indicare nobis:

huju1 rei testes sumus. Creáidit

blo

á

Joaquin, vinie ron tam bi en

los dos viejos llenos de inicuos pro–

yectos contra Susana , pensando

en quitarla la vida,

Y

dixeron de–

lante del

pueblo~

Llam,ad aqui á

Susana, hija de Helcías , muger–

de Joaquín.

Y

al punto la lla–

maron. Y vino con sus padres ,

y

sus hijos,

y

todos sus parientes.

Susana era sumamente delicada,

y

muy hermosa. Y los inicuos man–

daron descubrirla ; porque estaba

cubierta, para saciarse asi

á

lo me–

nos de su belleza. Sus parientes,

y

todos cuantos la conocian, llo ra ban.

Y levantándose los dos. viejos en

medio del pueblo, pusieron sus ma–

nos sobre la cabeza de élla, la

cual, llorando, levantó los ojos al

cielo, porque .su corazon tenia pues–

ta su confianza en el Señor. Y di–

xeron los viejos: Estando nosotros

paseándonos solos en el jardín, en–

tró ésta acompañada de dos don–

cellas;

y

cerró Jas puertas del jar–

dín,

y

despidió de sí

á

las donce–

llas:

y

vino á élla un jóven, que

estaba escondido,

y.

pecó con élla:

y

estando nosotros en un ángulo

del jardín,

al

ver la maldad, corri–

mos á éllos,

y

los vimos infra–

ganti:

y

á

él,

á

la verdad, no le

pudimos coger,. porque era mas

fuerte que nosotfQS;

y

abriendo

las puertas, marchó; pero habien-

' do cogido á ésta, la preguniarnos,

' quién era el mancebo, y no nos lo

quiso decir: de esto somos nos–

otros testigos. La muchedumbre les

creyó como

á

viejos ,

y

que eran

jueces del pueblo;

y

la condena–

ron á muerte. Exclamó, pues, Su–

sana con una voz grande,

y

dixo:

¡

O Dios eterno, que eres cono-