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DE CUARESMA.
2r5
ne.r locuti .runt, erubuerunt ser–
v í vehementer: quia numquam
dictu.r fuerat sermo hujuscemodi
de Susanna. Et /acta est dies
craitina. Cumque veniuet. popu-.
lus ad Joa.chi;m virum ejus, ve–
nerunt et duo, presbyteri pleni
iniqua cogitatione ad·versum Su–
sannam, ut interfi:cerent eam. Et
dixerunt c-0ram populo: Mittite
ad Susannam, fitiam
Helci~,
uxo–
rem Joachim. Et stat(mmirerunt.
Et venit curn parentibus, et filiis,
et universis cognatis .suis. Por–
ro
Susanna erat delicata nimi.r-,
et pulchra speeie. At iniqui i/li
juserunt ut diicooperiretur, erat
enim cooperta, ut vel JÍc .s-atia–
nntur decore ejus. Flebant igi–
tur sui
,
et omnes quz' nove–
rant eam. Con.rurgentes- autem
duo presbyteri in medio popu–
li
,
po.ruerunt manus 1ua; su–
per
cap.uteju.r-.
Qwefien~
su;pe–
xit
ad
crelum :, erqt enim cor ejus–
fiduciam habens-
in
Domino.- Et
dixerunl' presbyterls: Cum deam-.
hularemus-
in
pomario soli, in–
gres
sa est cum duabur puelli.r:
P.
.clausit o.rtiá pomarii, et di–
mitit
:á
·.re pue,llas, Venitque ad
<eam ado!eicen.s
,
qui erat1abicon–
ditus-, et concubuit cum· ea. Por-
1"th
nos-, cum essem11SJ in anguln
pomarii, videntes iniquitatem cu–
.currimus ad eos-, et vidimus eo.r–
pariter commisceri. Et illum qui–
dem non quivimu; comprehende-
.re, quia fortior nobir erat , et
a-peftis ostii.r- exilivit: hunc au-:
tem cumiaprehendiuemus, inter–
rogavimus, quidnan euet ado–
leicen1, et noluir indicare nobis:
huju1 rei testes sumus. Creáidit
blo
á
Joaquin, vinie ron tam bi en
los dos viejos llenos de inicuos pro–
yectos contra Susana , pensando
en quitarla la vida,
Y
dixeron de–
lante del
pueblo~
Llam,ad aqui á
Susana, hija de Helcías , muger–
de Joaquín.
Y
al punto la lla–
maron. Y vino con sus padres ,
y
sus hijos,
y
todos sus parientes.
Susana era sumamente delicada,
y
muy hermosa. Y los inicuos man–
daron descubrirla ; porque estaba
cubierta, para saciarse asi
á
lo me–
nos de su belleza. Sus parientes,
y
todos cuantos la conocian, llo ra ban.
Y levantándose los dos. viejos en
medio del pueblo, pusieron sus ma–
nos sobre la cabeza de élla, la
cual, llorando, levantó los ojos al
cielo, porque .su corazon tenia pues–
ta su confianza en el Señor. Y di–
xeron los viejos: Estando nosotros
paseándonos solos en el jardín, en–
tró ésta acompañada de dos don–
cellas;
y
cerró Jas puertas del jar–
dín,
y
despidió de sí
á
las donce–
llas:
y
vino á élla un jóven, que
estaba escondido,
y.
pecó con élla:
y
estando nosotros en un ángulo
del jardín,
al
ver la maldad, corri–
mos á éllos,
y
los vimos infra–
ganti:
y
á
él,
á
la verdad, no le
pudimos coger,. porque era mas
fuerte que nosotfQS;
y
abriendo
las puertas, marchó; pero habien-
' do cogido á ésta, la preguniarnos,
' quién era el mancebo, y no nos lo
quiso decir: de esto somos nos–
otros testigos. La muchedumbre les
creyó como
á
viejos ,
y
que eran
jueces del pueblo;
y
la condena–
ron á muerte. Exclamó, pues, Su–
sana con una voz grande,
y
dixo:
¡
O Dios eterno, que eres cono-