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SÁBADO TERCERO
sia nos ha querido proponer en el culto que ha permiti–
do se la dé, Su fiesta es á veinte
y
seis de enero. En To–
losa la celebran con mucha devocion
y
solemnidad con
el título de santa Susana de Babilonia.
El evangelio de este dia nos pone delante en la con–
version de la muger adúltera la infinita bondad con que
el Sa lvador ha mirado siempre
á
los pecadores.
Habiendo ido el Salvador
á
Jerusalen como unos seis
meses ames de su muerte, para hallarse
.á
la fiesta de los
Tabernáculos, los milagros que obró,
y
las instrucciones
que daba, hicieron gran ruido; con cuyo motivo se suscitó
entre los.judíos una gran division tocante
á
su persona:
únos decian, que no solo era profeta, sino el mismo Cristo
y
el Mesías. prometido: ótros, prevenidos por los fariseos,
lo miraban como á un seductor,
y
aun quisieron echarle la
mano.. Nicodemus, que se hallaba presente á"todo esto, des·
vió el golpe,
y
el Salvador, queriendo hacer cesar
e~ta
es–
pecie de· motín popular, excitado con ocasion de su veni–
da, salió de Jerusalen,
y
se retiró, segun tenia de costum–
bre, al monte Olí vete, distante un cuarto de legua de la
ciudad. La mañana sigu iente al amanecer volvió al tem–
plo,
y
al punto ·concurrió
á
él todo el pueblo. Los escribas
y
fariseos, que no miraban sino cómo disminuir la venera–
cion en que el puebla lo tenia, creyeron que no podían ha–
llar mejor ocasion para desacreditarlo,
y
hacerlo aborre–
cible al pueblo, que la que se presentaba: le traxeron una
muger que babia sido cogida en adulterio; y habiéndola
pues. to.ante él en medio del·congreso, dixeron estos hipó–
cr.itas al Salvador: Maestro, esta muger ha sido c0gida aho–
ra en adulterio: Moyses nos manda apedrear á todas las
mugeres convencidas. de este delito:
tú
que
todo lo sabes,
y
que ademas de esto corriges
y
explicas las leyes, dinos
por
tu
vida,
i
cual es sobre esto tu parecer ,
y
qué es lo
que debemos hacer'? Ved aquí puntualmente un? pintura
la. mas propia de la
hipocresía~
gri'tar contra los desórde–
nes de los ótros, clamar porque se castiguen, quer€r refor–
marlo todo,_sin trabajar jamás en la reforma propia. Los
fariseos creyeron embarazar al Señor con su propuesta;
porque si respondía que se debia perdonar
á
e:sta muger,
tenían derecho de imputarle que destrwia la
ley
:·,y
si la
condenaba, se conciliaría la indigf.la.cion del pueblo. ¡Pero