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SÁBADO PRIMERO

completo ·que pedia la ley para hacer un

testi~onio

no

¡ospechoso. Escogió para testigos de su glória aquéllos

que bien presto debian ser testigos de su agonía , para

enseñamos que si queremos tener parte en su gloria , he–

mos de tenerla en sus trabajos

y

en sus humillaciones.

Habiendo llegado. á la cima del monte , se retiró un po–

co

á

solas ,

y

se p.uso en · oracion. Entónces se transfigu–

ró; esto es , se· dexó ver en el resplandor de su gloria, no

ya como un simple hombre, sino como un hombre Dios.

El resplandor de su divinidad,

y

la gloria de su alma

bienaventurada parecieron visiblemente en su cuerpo por

alguno.s rayos de aquella luz admirable , que hasta en–

tónces·babia tenido escondida en su orígen. Su rostro apa–

redó luminoso como el sol ; sus vestidos blancos como

la nieve

n0

se convirtiéron

esencialmen~e

ni se muda–

ron, dice san Gerónimo, solo recibieron un brillo resplan–

decient

é de aquella viva luz que resaltaba de todo su cuer–

po.e.Se

puede decir en cierro sentido , que la vida comun

de nu

estro Salvador

y

su. baxeza exterior eran propiamen–

te una verdadera transfiguracion , pues parecía en un es–

tado ageno- d-e su naturaleza, al paso que la gloria de su

txansfiguracion era su estado natural ;

y

era menester 1:1n

milagro· continuado para hacer que su gloria

y

su ma–

gestad no resaltasen ,

y

se dexasen ver en su rostro ; mas

m» era

m~nester

sino suspender

el

milagro para mostrar–

se- tal ct1mo se cl.exó ver ent6nees. Su cuerpo estaba co–

rn01

una nube al rededor del sol. Naturalmente debia es–

ta.Ji

todg brillante por la luz que tenia encerrada,

y

éO–

rn

o

ellvuelta. En este estado de magestad no quiso

Je–

s1:1s pa-recer solo. Moyses

y

E

lías parecié

ron

á

sus dos

lados- ha.blande con

él.

Quiso

Jesucris.to·

que el legisla–

dor mismo,

y

uno de los mas ilustres profetas diesen

á

los apóstoles tesümonio de que era él

á

quien convenía

todo lo que

la

léy

y

los profetas habian figurado

ó

pre–

dicho·del Mesías. Ved aquí una señal del cielo., dice san

Gerónimo,

~Ha}

los- fariseos le habian pedido algunos dias

ántes ; mas de qtie no- mereeian ser testigos. Elías, dicen

los padres, estaba todavía en vida,

y

apareció con su cuer–

po natural; Moyses resucitó para esta cei:emonia, y

des~

pues se volvió

á

dormir en el Señor. La materia de la

conversacion de Jesucristo con Moyses y Elías era de