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DE CUARESMA.
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get;i al bien de los que le aman:
Hcec est enim volu,ntas Dei
in Christo Jesu.
Un gran motivo para alegrarnos
y
dar gra–
cias á Dios, es, que todo lo que sucede, sucede por vo1un,–
tad de Dios en Jesucristo, con cuya imágen
d~bemos
con–
formarnos. No ap.agueis la luz del Espíritu santo en vos–
ot ros por el pecado; no sofoqueis sus inspiraciones, resistien–
do .á l.a gracia; y cuidado con arrojar las instrucciones de
los que os hablan de parte de Dios baxo el pretexto de que
hay entre vosotros falsos profetas. Examinad todas lasco–
sas,
y
tomad lo que ha
y
en éllas de bueno; no os dexeis pre·
venir de falsas preocupaciones. San Cirilo explicando este
pasage, dice: Sed como los buenos cambiantes; no os dexei's
desl umbrar de un falso brillo, de un exterior engañoso:
arrojad todo lo que hay de falso
s~llo:
y
no retengais sino
lo qu.e es buend
y
de peso:
Ab
omni specie mala abstinete
vos.
No basta ser
ino~entes
á los ojos de Dios, es menes–
ter evitar hasta la apariencia, hasta la sombra del mal pa–
ra no escandalizar
á
nadie:
á
todos debemos dar hljen
exemplo; esta obligacion no es la menor de nuestras obli–
gaciones.
El evangelio de la misa de este dia es del capítulo
17
de san Mateo,
y
contiene la historia de la transfigura–
cion de nuestro Señor Jesucristo sobre el monte Tabor.
Había poco tiempo que instruyendo el Salvador á sus
discípulos sobre los principales misterios de la religion,
les babia hecho una pintura bastante viva de
h~s
humi–
llaciones
y
de las ignominias de su pasion ,
y
de los tra–
bajos
y
humillaciones que éllos ' mismos tendrian que su–
frir. Estas imágenes tristes eran muy
á
propósito para
aterrar á unos hombres todavía materiales
é
imperfec–
tos. Sin duda para sostener su fe todavía débil, para avi–
var su aliento todavía tímido , les dixo el Salvador , que
algunos de los que se hallaban allí no morirían has–
ta que hubiesen visto al Hijo de Diós en su gloria.
En efecto , como unos seis dias despues escogió Je–
sucristo tres de sus apóstoles, Pedro, Jacobo
y
Juan,
y
los llevó consigo
á
la cima de un alto monte, que se
cree ser el Tabor. Como no quería que este miste–
rio fuese conocido
y
hecho público ántes de su resurrec–
cion , no llevó consigo sino un corto número de perso–
nas. Toma tres de sus discípulos; este era el número mas
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