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DE CUARESMA.
NOTA. '
~r
Esta primera carta fue escrita por el ap6stol san
Pa·
"blo
á
los de Tesalónica desde Corinto hácia el año
52
"de Jesucristo;
y
es la primera de todas las cartas que el
"Apóstol escribió
á
las iglesias."
R E F L E XI ONE S.
Tened cuidado de no apagar
el
espírit~.
El
Espíritu san–
to es, por decirlo así, aquel fuego divino, que el
Sal–
vador vino á traer sobre la tierra para abrasar
á
todos
los corazones; es este fuego el
que
ilustra el espíritu,
y
nos hace •ver todas las cosas como son en sí ;
y
al mis–
mo tiempo hace entrar en calor los corazones mas fríos,
los abrasa en amor de Dios ,
y
los hace vencer sin pe..
na los mayores obstáculos. Todo es fácil para quie:i es–
tá abrasado de este hermoso fuego : entónces la virtud
tiene atractivos que encantan
y
arrebatan. El evangelio
tiene máximas y consejos que gustan; ninguna cosa es
mas ligera, ninguna mas suave, que el
yugo
del Señor.
El Espíritu santo es este fuego divino, que consume la
escoria, por decirlo así, de nuestras imperfecciones, que
quema los lazos del amor propio, que endulza la amar–
gura de las adversidades, que desecha las pasiqpes, que
puriAca el alma.
Tened cuidado de no apagar el espíritu.
Este espíritu se apaga en sus operaciones Lranseuntes
ó
pasageras y en sus efectos, se apaga en el alma por el
pecado, se apaga por una continuacion de tibieza, por
una multiplicidad de infidelidades, por una porfiada re–
sistencia á la gi·acia , las que en fin vienen á sofocarle.
Entónces, ¡qué desventura la de una alma abandonada
á
sí misma,
y
á sus pasiones, privada de un socorro tan
poderoso, y de una .ltJz tan necesaria! La fe se debilita
siempre que e'ste
e~pfritu
se
debilit~;
y la corrupcion clel
corazon apaga bien presto la menor pavesa de
él.
Búsque–
se la causa funesta de esta pesadez , de este no hacer
na~
da, de esta floxedad en el servicio de Dios ; ¡cuán
de te–
mer es
que
no sea otra la causa que la exrincion
de
es~e
espíritu!
¿
De
dónde nace
esta
diferencia de
gusto;