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DE CUARESMA.
3s7
ordena
á
su pueblo un diezmo particular, -triena1, esto
es~
de tres en tres años (
Deut.
26. ),
para el mantenimiento tle
los levitas, ó ministros del templo ,
y
para asistir
á
los•
extrangeros,
á
las viudas,
y
á los huérfanos. Cumplida es·
ta obligacion, les prescribe Dios una especie de fórmulá,
por la que se obligan solemnemente delante de él
á
no te–
ner jamás otro .Oios, ni otro Señor;
y
Dios tambien les
dice, que los ha escogido para ser su pueblo particular,
y
la nacion privilegiada.
'
.
La segunda es del mismo libro ; donde Dios promete
á
su puel:ilo , que si es fiel en observar el
mandamien ~o
que se ha puesto de amar al Señor su Dios, de andar por
todos sus caminos,
y
de no apartarse jamás de su servi–
cio , exterminará de su presencia todas las naciones que
les sobrepujan
~n
poder
y
en fúerzas ·, que los pondrá en
posesion de sus tierras,
y
que despues de haberlos hecho
ricos
y
poderosos , los hará formidables
á
toda la tierra
(
Deut.
11.):
todas estas recompensas temporales solo t.'!t'an
una figura de las recompensas espirituales prometidas al
pueblo de la nueva alianza ,
á
esta nacion santa , que son
los cristianos.
. La tercera leccion es del segundo libro de los Maca–
beos : contiene la oracion , que despues de la vuelta de la
cautividad de Babilonia hicieron los sacerdotes
á
Dios con
Nehemías , miéntras el sacrificio que consumía el fuego
sagrado, que se babia escondido en lo hondo de un po–
zo ántes de la cautividad,
y
que se babia convertido en
una agua cenagosa
y
crasa , la cual habiendo sido derra–
mada sobre la leña, y sobre la víctima que se habia pues–
to sobre el altar, se convirtió milagrosamente en fuego
luego que el sol se descubrió
y
la hirió con sus rayos:
miéntras este fuego mila·groso consumía el sacrifkio , Ne–
hemías, Jonatás
y
los otros sacerdotes hadan la oracion
contenida en esta tercera leccion.
La cuarta es del libro del Eclesiástico, donde el au–
tbr
de este libro hace una fervorosa oracion
á
Dios para
suplicarle que se compadezca de su pueblo atligido, es–
parcido,
y
en todas partes maltratado. Cuando el autor
del libro del Eclesiástico escribía , la nacion judía es–
taba dispersa en el Egipto, en la ·Si'ria,
y
en todas las
provincias de
Oriente;
y
los .que esial!>an en la Judea·Y
.Tom.
J.
Z 3