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DE CUARESMA.

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dades pásadas,

y

se salvará. Despues de esto, dice el Se–

ñor: Decid que mis caminos no sonjustos,

y

que los vues–

tros no son perversos.

El evangelio de este dia no está menos lleno de ihs.

trucciones

y

de consuelos. Despues de haber predicado

Jesucristo,

y

hecho muchos milagros en las ciudades

y

en las aldeas, se fue

á

Jerusalen á tiempq que se celebra–

ba la fiesta. de los judíos.

'se

cree que esta fiesta era la de

las Suertes, que se celebraba

á

catorce del mes de Adar,

que era el último mes del año de los judíos. .Babia en

Jerusalen una piscina, llamada en griego

Probática;

es–

to

es, piscina para las reses;

y

en hebreo

Bethsáida,

q\¡e

quiere decir, casa de misericordia. Esta piscina era un

estanque grande junto á una puerta de Jerusalen por don–

de entraban bs ganados; y eu el cual, segun san -Geró–

nimo, se lavaban los intestinos de los animales que se sa–

crificaban en el templo. Al rededor de esta piscina babia

cinco pórticos 6 galerías, donde en todo tiempo babia

un gran número de enfermos, muchos ciegos, coxos, pa–

ralíticos tendidos en us camillas ó carretones, los cua–

]es todos estaban aguardando que el agua fuese movida

por un ángel, el que no dexaba de baxar

á

esta piscina

á

.cierto tiempo

á

menear el agua;

y

entónces aquel en–

fermo que se arrojaba el primero en élla, infaliblemente

curaba de cualquiera enfermedad que tuviese: babia mu–

cho tiempo que todo elmundo era testigo de este prodigio.

El Salvador

fué

á visitar este hospital;

y

entre

mi

gran nú–

mero de enfermos advirtió

á

un paralítico que babia tr.ein–

ta

y

ocho años que estaba en una camilla sin poderse

mo,·

ver~

El Hijo de Dios se le acercó,

y

le preguntó, si qué–

riq sanar. Esta pregunta · parecía inútil; mas el Salvador

quería ensefiarnos que quiere ser rogado ,

y

que la cura–

cion del pecador siempre es voluntar-ia, aunque sea

siem–

pre efecto de su pura bondad. El enfermo; que conocía

la omnipotencia del que le hablaba, respondió, que de–

seaba con ánsia su salud mucho tiempo h3ibia; pero que

no babia hallado quien le arrojase á la piscina '\l tiem–

po que se movia el agua,

y

que por 'mas que él se esfor–

zase,

siempre

era prevenido por algun ótro. Levántate, le

dixo Jesus, toma tu lecho,

y

vete. Entónces el paralí–

tico, viéndose curado, se levantó, cargó su camilla so-