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PRIMER SÁBADO
padecido la iglesia, las mas crueles, las mas formidables
han sido las que le han suscit'ado sus propios hijos; y en-
, tre las tempestades de que ha sido agitada, las mas peli–
grosas
y
las mas temibles han sido las que se han forma–
do
y
han nacido en el seno mismo de la Iglesia. Sus ene–
migos domésticos han sido mas de temer que los extra–
ños. ¿Qué sociedad podrá jamas sostenerse si las colum–
nas vacilan y se desmoronan
?
Sin embargo, la Iglesia se
ha sostenido siempre contra esta doméstica persecucion;
los vientos mas furiosos, las olas mas irritadªs, las tem–
pestades mas
viol~ntas
no han podido- descftüciarla, y mu–
cho' menos sumergirla. La Iglesia ha visto levantarse
y
' caer las tempestades, que parece debian tragársela cien
veces: ha visto nacer
y
ha visto morir todas las sectas,
que habían jurado su pérdida. No ha haqido úna que no
se haya lisonjeado de ser la verdadera lglésia: no ha habi–
do úna, que al repelarse contra la Iglesia de Jesuc1 isto,
no se haya hecho un punto capital el degradar al vicario
de
~esucristo,
y destruir la santa Sede: no ha habido úna,
que deslumbrando á los simples,
y
ganando á los liberti–
nos, no se haya hecho un poderoso partido ,
y
no haya
empeñado en sus intereses
á
las potestades del siglo. ¡Cuán-
.t os poderosos príncipes, cuántos hombres sábios, cuántos
grandes prelados, respetables tal vez por su saber, por
una exterior regularidad de costumbres, por la dignidad
de sus sillas se han sublevado desde los primeros siglos
contra _
·G;.
-esia
!
Su conspiracion, su rebelion engrosada ·
por un pu
~ ~infinitamente
numeroso, ha sido tanto mas
de temer, cuanto sus pretextos han sido siempre mas es–
peciosos
y
sus motivos mas plausibles. Acusaban
á
la Igle–
sia de haber caido en el error; no hadan la guerra, si se
les creía, sino al error
y
á la relaxacion ; no gritaban to–
dos sino reforma, reforma. Arrianos, nestorianos, euti–
quianos , pelagianos , luteranos • calvinistas,
i
qué no se
prometía este nublado de enemigos de la
Iglesia~
i
qué
máquinas no han hecho jugar? ¿que artificios no han pues–
to en
obra~
Todo el infierno se ha sublevado,
y
se ha ar–
mado contra la fglesia en favor de éllos. Esta pobre na–
vecilla, agitada en medio de las ondas, azotada por
los
vientos furiosos , parecia á todo mofl)ento que iba
á
ser
sumergida: se hubiera dicho que el Salvador la habia
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