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DE ADVIENTO.

Ni es otro el fin de esta tierna madre al proponernos.

en este dia las ·dos venidas de Jesucristo, en que quiere

se ocupe nuestra devocion en todo este santo tiempo; per–

suadiéndose sin duda , á que si nosotros sabemos aprove–

charnos de la primera, no podrá dexar de sernos favora–

ble la segunda. El evangelio de este dia es de la segunda

venida de Jesucristo. La epístola es una viva exhortacion

á que salgamos del aletargado sueño en que vivimos ,

y

nos aprovechemos de estos dias de salvacion, para que no

nos sea inútil la primera venida del Salvador que hemos

de celebrar el dia de su nacimiento.

La orflcion de la mita de ute dia es la siguiente.

E

.

D

.

xczta, quttsumur

,-

omine, po-

tentiam tuam, et veni: ut ab im–

minentibu.r peccatorum no.rtrorum

periculi.r,

te

mereamur protegen–

/e eripi, te liberante, uzlvari:

Qui

vivi.r et regna.r

cum

Deo Patre

in

unitate Spiritu1 1ancti, Deus

per omnia secula seculorum,

A–

men.

Señor, haced ostentacion de vués–

tro poder, y venid; para que por

los auxílios de vuestra gracia nos

salvemos de los peligros ei que

nos ponen nuestros pecados. Esto

os pedimos á vos, que siendo Dios,

vives

y

reynas con el Padre en la

unidad del EspÍritu santo por los

siglos de los siglos. Así sea.

L" epl1tola

er

del cap.

13.

ile la que escribió san Pahlo

á

los rómanor•

Fraires: Scientes, quia hora est

jam 1101 de .ro

mno s

urgere. Nunc

enim proprior

e.rt

no.rtra .ralus,

qudm

cum cre

didim

u.r. Nox prte–

ce1sit, die1 autem appropinquavit.

Adjiciamu.r ergo opera tenebra–

rum

et induamur arma luci.r. Sic–

ut

in die honeste ambulemu1

:

non

in commeuationibu1, et ebrietati·

bus,

non in cubilib.u1, et impudi–

citiir,

non in contentione, et 11Jmu–

latione: sed induimini Dominum

J e1um Christum.

Hermanos: Sabed que es hora ya

de que despertemos del sueño.

Porque ahora está mas cercana

nuestra salud que cu.ando creimos.

Está entrada la noche, y se llega

el día. Abandonemos, pues, las o–

bras de las tinieblas , y vistámonos

las armas de la luz. Caminemos

honestamente como que es de dia:

no en comilonas y embriagueces,

no en deleytes y deshonestidades,

nd en contiendas

y

emulaciones;

sino revestíos de nuestrn Señor

Jesucristo,