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DE ADVIENTO.

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rigor de este mismo Salvador en su segnnda venida.

i

A

qué aguardamos para aprovecharnos de unas lecciones tan

saludables?

i

Será darnos á Dios demasiado presto si co–

menzamos á servirle desde hoy? Quizá será este el postrer

Adviento que veamos. Lo cierto es, que será el postrero

para muchas de las personas que habrán leido esta medi–

tacion, que habrán hecho estas reflexiones, que habrán sen–

tido las amorosas, las fuertes solicitaciones de la gracia.

!Qné desgracia la de aquéllos á quienes Ia:fiesta de Navidad

habrá sido infructuosa por no haber querido emplear san–

tamente el tiempo de Adviento! No permitais, Señor, que

sea de este número. Yo sé que este es un tiempo de

retiro, de oracion

y

de penitencia. Ya estoy resuelto á pa–

sarle en estos exercicios ,

y

os pido el socorro de vuestra

gracia para u¡ar bien de este santo tiempo.

J

A C U L AT O R 1AS.

Veni, Domine, noli tardare: relaxa facinora plebi tute.

Ecc. in Offic.

Venid, Señor, no tardeis mas: perdonad á vuestro pueblo

sus pecados.

Excita,

Domine, potentiam tuam, et veni, ut salvos

facias

nos.

Ecc. in Offic.

Señor, haced ostentacion de vuestro poder

y

venid

á

sal-

vamos.

PRO POS !TOS.

I

Aunque todos los tiempos del año son tiempos de

salvacion para los que se convierten

y

emplean el tiempo

en el importante negocio de su salvadon; es sin duda que

el tiempo de Adviento es un tiempo privilegiado, un tiem–

po sagrado, en el que siendo mas frecuentes las oraciones

de la Iglesia, las penitencias mas comunes , y las gracias

mas abundantes, por consiguiente se muestra Dios mas

misericordioso. Considera cuán importante es el aprove–

charte de un tiempo tan precioso ;

y

para esto entra en

los fines,

y

sigue los sentimientos de la Iglesia. El fin que

se propuso la Iglesia al instituir el Adviento , fue honrar

al Verbo encarnado en el seno de su madre, imitándole

en su profundo anonadamiento, en la obligacion contínua

que hizo de sí á su Eterno Padre

y

en su amor excesivo

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