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DE ADVIENTO.

MEDITACION

De la venida del Hijo de Dios

, ,

como Salvador

y

como Juez.

. .

PU N TO PR1MERO.

ConsidW.-a con qué s·abidurfa.

y

con qué fin nos propone

la Iglesia' en este día las dos venidas del Hijo de Dios. La

una en la calidad de sober,ano Juez de vivos

y

muertos al

fi n de los tiempos; la otra en calidad de Salvador de todos

los hombres en el dia de su nacimiento. Como de estas dos

venidas depende nuestra suerte eterna y toda la economía

de la salvaciott, la sabiduría de Dios las ha hecho, respecto

de nosotros, dependientes en cierto modo la una de la otra.

La calidad de Salvador debe ponernos en estado de mirar

con confianza la calidad de Juez soberano;

y

la calidad

de Juez severo debe

e~citarnos

y

movernos á no ofnitir

nada

para hacer

que nos sea útil y provechc:>sa la dulce

calidad de Salvador. Este es

el espíritu

de la Iglesia cuan–

do el primer dia de Adviento nos'. hace una descripcion

tan espantosa del juicio final en el evangelio de la misa, ·

al mismo tiempo que en los oficios nos pinta la imágen

mas tierna

y

de mayor coasuelo del nacimiento del Salva–

dor, para hacernos comprender con esto,

que.al

paso

que Jesucristo es amable, dulce, afable

y

compasivo en

el

pesebre, será terrible, severo é inexorable cuando se de–

xe ver lleno de poder

y

magestad sobre una nube en el ,,.

juicio final; y para hacernos ver cuán justo es que sean

arrojados de sí por Jesucristo, Juez soberano , los que no

hayan querido disponerse para recibir dignamente

á

Jesu~

cristo cuando nace como Salvador. ¡Qué pesar, qué

desp~cho, qué rabia la de los réprobos al pensar que este Juez,

entonces tan terrible,

t.an

espantoso , tan severo, se babia

dignado hacerse niño por su amor! ¡qué este Jesus se babia

mostrado todos los años naciendo en un establo, en el es–

tado mas pobre

y

mas humilde ! ¡qué babia recibido á los

pastores ,

á

los Magos

y

á toda suerte de gentes con lama–

yor dulzura

y

bondad! En efecto,

i

qué vemos en este

Tom.

l.

B