![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0228.jpg)
214
,
MIERCOLES
Ninguno hay que no quiera convertirse; porque aun esas
gentes der mundo, esos pecadores abandonados, esas mu–
geres mundanas , esos libertinos de profesion no querrian
morir
en desgracia de
Dios:
se quieren convertir, pero te–
men siempre
no
sea demasiado pronto si se convierten en
este instante,
y
no adviertén que la dilacion de la conver–
sion es el indicio
ma~
seguro, y una señal poco equívoca
de la impenitencia final.
Quien
vive con
un
deseo
inefi~
caz de convertirse, rara vez dexa de morir impenfrente.
Vos, Señor, convidais, vos solicitais á ese pecador á que
se convierta;
á
él no le place: cuando estuviere de humor;
esto es, cuando estuviere disgustado de·sus placeres; cuan·
do por una enfermedad, por la edad, ó por algun otro ac–
cidente no estuviere en estado de ofenderos; cuando se
viere al borde del abismo, adonde va
á
~r
precipitado;
cuando no fuere ya del gusto de los mulícfanos; cuando
para nada fuere bueno; cuando el mundo,
á
quien ha ser–
vido,
y
de quien ha sido esclavo, no quisiere ya sus ser–
v~·
~os;
entonces ese mundano rendido, ese pecador con–
su
Jdo , esa damisela ajada, envejecida
ó
desgraciada, ese
li
ino
arrojado de las asambleas profanas, de las parti·
das
e diversion, aborrecido de Babilonia, pensará con
frescura en tomar el camino de Jerusalen ,
y
en venir
á
ofrecer al Señor algunos miserables despojos de una vida
gastada
~
consumida. Dios es misericordioso ,
es
verdad,
y
aun e fodo misericordia; pero es justo, y no menos que
rniseri ../"dioso. ¿Y nos persuadirémos
á
que esas vueltas
forza'4s, á
q~~
esas pretendidas conversiones tardías sean
de un gran mérito para con él? El pecador jamas debe des·
esperar de su salvacion, aun en el caso que solo le qtieda·
se
un soplo de vida; aun entonces debe animarse, y poner
toda su confianza en aquél que ha hecho tan ·grandes gas–
tos,
y
ha muerto universalmente por todos los pecadores;
pero un pecador que es insensible á las amorosas solicita–
ciones de la gracia, que se endurece voluntariamente con·
tra todas las impresiones del Espíritu santo,
i
nada ten–
drá que temer ?
Convertíos
á
mi de todo vuestro corazon.
Quien dice de todo vuestro corazon , pide una conversion
entera, perfecta, si n division. Ninguna conversion es ver–
dadera, si no es de todo corazon. Reformar la profusion
de los vestidos, cercenar del juego, romper las amistades