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MIÉRCOLES
la suya; un dia se dirá de ti lo que se dice hoy de esas
víctimas de la ambicion humana. Cada uno por su turno
· es una prueba sensible de esta verdad. La estimacion ,
y
aun el amor de la virtud es el segundo efecto de la cere–
monia de las cenizas.
¡
Buen Dios, que propia es esta ce–
remonia para desengañarnos,
y
despegar nuestro cora–
zon de tantos falsos resplandores, de todas esas ot-1iniones
populares, de todos esos placeres que encantan
y
deslum–
bran! ¡Pero qué eficaz es para descubrirnos el mérito só–
lido
y
el preci°'inestimable de la verdadera virtud ! Los
santos, se dice en otra parte, mueren igualmente que los
pecadores;
i
pero qué diferencia de cenizas á
cenizas~
Las únas son objeto
de
horror, las ótras o
bjeto de venera–
cion; tanto poder, tanto atractivo tiene la
santid.id. Aqué–
llas se pisan ; delante de éstas se postran ..
. 12.or respeto has–
ta los mas poderosos monarcas: hasta la
Tierra que ha cu–
bierto el cuerpo de los santos tiene virtud de hacer mila–
gros. ¡Qué se debe concluir, pues, de todo esto, sino que
es :\.lna insigne necedad poner su felicidad en las honras,
en los placeres
y
en las riquezas de esta vida ;
y
que es
m
·~ster
haber perdido el seso para estudiar en otra cosa
que n hacernos santos! Así es, Señor,
y
este es el fruto
que espero yo sacar de esta meditacion con la ayuda de
vuestra gracia.
r.
J
ACU
LATO
RIA S.
J7anit
.·¡:,~
vanitatum, et omnia vanitas. Quid habet amplius
holló de uni,perso labore suo
~
Eccl. c. r. v.
2.
V
anidad de vanidades ,
y
todo es vanidad.
i
Qué saca el
hombre mundano de todo su trabajo,
y
á que viene
á
ser reducido por fin sino á un puñado de
ceniza~
lpse
me
reprehendo
,
et
ago
pamitentiam
in
f
avilla et
cine–
re.
Job. 42.
Señor , yo detesto mi vida pasada de todo mi corazon,
y
hago penitencia en el polvo
y
en la ceniza.
PRO POS ITOS.
t
Como la ceremonia de la ceniza es una prictica
de religion, obsérvala,
y
hazla con todas las disposiciones
y
con todo el espíritu que pide una tan santa ceremonia.