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'2 22

JUEVES

orar con mas recogimiento y respeto , y para derramar

con mas libertad lágrimas en la amargura de su corazon.

San Ger6nitno es de dictámen que se volvió al lado del

templo. Allí, derra,mando su corazon delante de Dios,

exclamó: Señor, tened compasion de vuestro siervo, y de–

xáos mover de mis lágrimas. Acordáos que he caminado

delante de vos con un corazon recto ,y puro, eón una

fi–

delidad constante y contínua:

Obsecro, Domine, memento

qut1Jso, quomodo ambulaverim coram te in veritate, et in

corde perfecto.

Acordáos que aunque soy pecador,

jama~

he querido desagradaros deliberadamente ; ántes bien

siempre he querido hacer lo que era bueno y agradable

á

vuestros ojos :

Et quod bonum est in oculis tuis fecerim.

Abándonándose despues de esta plegaria al dolor, vertió

lágrimas en grande abundancia :

Et flevi-.,.Ezechias fletu

-

magno.

Los

justos del antiguo Testamento

haci~n

frecuente–

mente á Dios semejantes oraciones, en las que suplicaban

qu~~e

acordara de sus buenas obras. David en los salmos

le r cuerda mas de una vez su inocencia , su mansedum–

bre

su justicia; y Nehemías pide á Dios que no se olvide

de las obras de piedad que ha hecho para el restablecimien–

to del templo

y

de las ceremonias de la ley. Este modo de

orar podia tener un buen sentido, sobre todo en un pueblo

grosero y material, hasta en las cosas mas espirituales. Je–

sucristo

a;10S

enseñó un modo de orar mas racional, mas

espirit :. )y mas santo. Nos enseñó de un modo mas dis–

tinto

la

necesi~ad

contínua que tenemos de que la gracia

del Salvador nos prevenga, nos sostenga, y nos dé la per·

severancia. Nosotros reconocerémos eonjusticia, que cuan·

do Dios corona y recompensa nuestros méritos, no recom–

pensa ni corona sino sus propios dones y sus beneficios.

Podría causarnos admiracion el ver que uno de los

mas santos reyes , tan celoso en hacer florecer la religion

en todos sus estados, y que tuvo una vida tan inocente y

tan llena de buenas obras, se amilana, y se abandona al

dolor al acercarse la muerte, al paso que vemos que tan–

tos santos en la nueva ley miran á la muerte con gozo,

saltan de alegría al verse sobre el punto de ver acabado

su

~estierro,

y nada temen tanto al acercarse la muerte

como el vivir. Esta diferencia de lqs santos del uno

y

del