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MIÉRCOLES
tendo de vosotros otra cosa muy distinta. Quiero que en
los días de ayuno os unjais la cabeza, os laveis la cara,
como acostumbrais hacerlo en los dias solemnes
y
de re–
gocijo, á fin de que baxo de un semblante alegre oculteis
la austeridad de vuestro ayuno : y si puede ser, no haya
otro que Dios, que sepa que ayunais, y aquéllos á quienes
debeis este buen exemplo, si es necesario. Esto es lo que
Dios quiere; esto es lo que aprecia: cuanto mas oculteis
de -los hombres vuestras penitencias, tanto mas pública y
·gloriosa será un dia la recompensa. Un cristiano verdade–
ramente penitente esconde con cuidado de los ojos de los
hombres los rigores á que se condena : como no ha ofen–
dido sino á su Dios,
á
él solo quiere agradar; aprecia en
poco las penas con que se aflige, y teme disminuir su mé–
rito si las expone
á
los ojos de los hombres. No obstante
esto, debemos hacer que los hombrertean testigos de
nuestra penitencia si por desgracia los hemos hecho testi–
gos de nuestros desórdenes. El escándalo no se repara si–
o con la conversion y la reforma de las costumbres.
1
En tiempo de duelo y de ayuno no se usaba el baño
:el perfume; y así Jesucristo no manda que se sirvan de
es'
J
cosas en el exercicio de la penitencia ; solo quiere
que estemos tan distantes de la afectacion de parecer ayu–
nadores, que parezcamos todo lo contrario, y que en lu–
gar de ayre triste y austéro de los fariseos, _nos mostre'–
mos
.!gres, 'afables y contentos. Quiere que obremos sin
afee ·¡:,;ion, sin vanidad, sin fausto, sin hipocresía.
Ne vi–
de
ts
tuum¿ejunium vendere hominibus,
dice san Ambro–
sio;
ne
videaris contristari
in
aninue tute salute:
Para que
no parezca que vendes
á
los hombres tu ayuno , por de–
cirlo así, y que trabajas en el negocio de tu salvacion con
tristeza y me1ancolía ; lo que harías "Si te revistieses de
un ayre sombrío y lloroso, el .cual dixera á cada úno que
ayunabas.
Otra flaqueza hay, prosigue el Salvador, bastante co–
mun en el mundo,
y
es la pasion desmedida de adquirir
y
amontonar haciendas. Al precepto del ayuno añade el Sal–
vador el del desprendimiento de los ·bienes terrenos, para
prevenir
~sí
el vil motivo de aquéllos que por una soez ava–
ricia no ayunan sino por ahorrar:
Sic
jejunemus,
dice san
A
gustin,
ut prandia nostra pauperibus erogemus;
para que