260
· EL LIBRO DEL ECLESIASTICO.
2 2
Non es t ca put nequius
super caput colubri:
2 3
E t
non est ira super
iram m ulieris. Commorari
a
leo–
ni
et draconi placebit , q uam
habitare cum muliere neq uam.
24
Nequitia mul" is irncnu–
tat faciem eius : et
aecat
v
ul–
tum st:Jum tamquam ursus : et
quasi saccum ostendit. In medio
proxirnorum eius
25
Ingernuit vir eius, et au–
diens suspiravit modicum.
26
Brevis omnis malitia
super malitiam mulieris , sors
peccatorum cadat super
il–
lam.
27
Sicut ascensus areCJt)sus
in pedibus veterani , sic mulier
linguata horn ini q uieto.
28
Neb
respicias in mulieris
speciem e non concupiscas mu–
lie em i n specie.
29 .
Mulieris ira ,
et
irreve–
rentia et c
nfusio
magna.
• Porque en elfa tiene el veneno.
~
El G riego
ex,Opov
,
del enemigo.
3
De
al
g re la vuelve triste ,
y
de
humaoa ,
fi
ra
y
safiud .o .
Y
obscurece su
rostro como oso ; torciendolo
y
mostd.n–
dolo cefiudo ,
y
respirando iras coma
s1
fuera un oso ; arrug{ndolo
y
afeandolo,
como ua saco de duelo
ct
un cilicio ;
ge–
nero de vestido que usaban en tiempo de
luto.
4
El marido viendo estas disP.osicio–
nes , se sale fuera de sa casa b ·ando
algun consuelo : va
a
la de los vecinos,
para dar. lugar a la ira de su muge r ,
y
a
qu se sosiegue
y
temple. Y si alH por
c asoalidad se mueve la conversacion del
trab ajo que hay con las malas casadas,
al o ir esto , acordandose de lo que pasa
en su casa , g ime
y
suspira en su cora–
z oo , d1simulaodo prudentemente su do-
~
P rov6rb.
X XI.
19.
22
No hay peor cabeza que
la cabez de la cule bra
L:
23
Y no hay ira sobre la ira
de la muger
2
•
Vale mas morar
con un leon y con un
d
rabon, que
habitar con una muger cnala.
24
La malicia de la mugerha–
ce mudar su cara
3 :
y obscurece su
ro tro coma un oso : y
la
rnues–
tra tal corno un cilicio.
En me–
dia de sus vecinos
4
25
Girni6 su marido, y o–
yendolo suspir6 un poco.
26
Toda malicia es muy pe–
q
uefia en comparacion de
la
mali–
cia de la muger ,
la
suerte de
los
pecadores caiga sobre ella
s.
27
Como subida arenosa para
los pies del
viejo,
asi
la muger par–
lera para un hombre paci:fico.
28
No mires la h e rmosura de
la muger , y no codicies a
una
muger por su hermosura
6 •
29'
Grandees la ira de la muger,
y el atrevimiento
y
la confusion7.
lor ,
ya por vergiienza ,
y
ya taft! bien
por no afiadir mas lefia al fo ego , si lle–
ga a noti ci as de la muge r al g un a queja o
sentimieo to que hay a manife st ado el ma–
rido. El Griego
ilva/.(.E(]"ov
-.av7rA.iwfov
Gl:uTOV
CtVa'7r"EO"LTCtJ
0
CtV~p
CtVT)i$
,
ltet2
a-x.ovO'a$
ClVEu'TEVa:~E
'lrUtpa
,
en
med iQ
d e sus v ecinos
~sfallecera
su m arido,
,,
OJ'endo
e sta's cosa s de su muger,
sus–
pirar a amargamente .
Otros t ras la an :
Aun estando sentado a la mesa con sus
amJgos
,
y
que d eberia aleg rarse con
ellos ,
sttspira rt:f. amargamente por
su
causa.
5
Como si dixera : Halle, o dese le on
marido que la trate como me re e.
6
El Griego
µ:~ £7n7ro0'10'~$
,
no
la
codicies desarreglad amente.
7
Que de aquf se sigue. E l G riego
OP'Yh
x a l
ava{oeia
Ka l
" lcrx vv11
/.(. E')lci.-
b Infra
XLII.
6 .