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LIBRO PRIMERO DE LOS REYES.
nisset adversum vos , dixistis.
mihi : Nequaquam •, sed Rex
imperabi't nobis ·: cum Domi–
nus Deus vester regnaret in vo–
bis.
13
Nunc ergo praesto est
Re;x vester , quem elcgistis et
petistis : ecce dedit vobis Do–
m·inus Regem.
14 Si timueritis Dominum, et
servieritis ei
·
· ·
cem eius , et non exasperaveritis
os Domini ; eritis et vos et
Rex qui imperat vobis sequen–
tes Dominum Deum vestrum.
15
Si autem non audieritis
vocem Domini , sed exasperave–
ritis sermones eius ; erit manus
Domini super vos , et super pa–
tres vestros-.
16
Sed et nunc state , et vi–
dete rem ista!l;l grandem quam
faéturus est Dominus in conspe–
étu vestro.
17
¿Numquid
non messis
tritici est hocHe ? invocabo Do-
1
De aquÍ parece lnferirse claramente
que los Israelitas se movieron a pedir
R ey , quando se vieron acometidos por
Naas Rey de los Amonitas.
•
Porque el Señor en vista de la dure–
.za
y
obstinacion de su Pueblo
1
uo habia
hecho mas que condescender con su de–
manda , la que como hetnos visto ántes,
era muy injuriosa al mismo Dios.
3
Como se lo habeis pedido , no ha–
ciendo aprecio de la injuria que le habeis
hecho en desecharle a él, y en pretender
que sea un hombre el que os gobierne.
Pero con todo esto si le temiereis....
4
Obligándole a que os mire con ros–
tro ceñudo e irritado.
5
Co
mo lo fué sobre vuestros padres.
Los
LXX.
x.aíe?rl
-rov (3ac;¡A{a il¡.4wv,
y
so-
a
Supra
VIII.
19.
et x.
19.
do contra vosotros
1
,
me dixisteis,
No por cierto, mas un Rey será
el que maneje sobre nosotros: aun–
que era el Señor Dios
VU~tro
el
que reynaba sobre vosotros.
13
Ahora bien ya teneis el
Rey, que habeis escogido
2
y de–
mandado: ved que e.l Señor os ha
dado un Rey
3.
14 Si temiereis al Señor ,
y
:1e sirviereis ,
y
escuchareis su
voz ,
y
no irritareis el rostro
del Señor
4 ;
ireis vosotros
y
~~_./
Rey que os manda en
pos
del
Señor Dios vuestro.
1
5 Mas si no escuchareis la
voz del Señor , sino que fuereis
rebeldes a sus palabras ; será la
inano del Señor sobre vosotros,
y
sobre vuestros padres
s.
16
Mas deteneos tamb1en aho–
ra ,
y
vereis esta cosa grande que
va a hacer el Señor delante de
vo¡;otros
6 •
·,
17
¿No es este el
tiempo
de la siega
7
del trigo? invocaré
bre VHesl1·o
R ey
ser:i tambien pesada.
¡¡
Este Pueblo carnal y grosero no
comprehendia todavía bastantemente la
grandeza de su pecado , aun despues de
las
á
rias reprehensiones del Propheta.
Y
así era necesario que Dios se lo . hiciese
conocer por medio de una obra extraor–
dinaria, que le sacase de
la
bbca la confe"–
sion de su ingratitud
y
de la indigna
pre~
ferencia que habia hecho del dominio du–
ro de un hombre , al amable
y
suave de
su Dios.
7
Regularmente
no
llueve en la Pales·
tina durante el estío , sino solamente en
la primavera y en el otoño. Por otra par–
te estando entónces el Cielo sereno , solo
un milagro del Todopoderoso podia levan–
tar uoa tempestad tan repentina
y
furiosa.