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LIBRO PRIME RO DE LOS R EYES.
Dominum , utrumnam venturus
esset illuc. Responditque
Domi–
nus : Ecce absconditus es t domi.
23
Cucu rrerunt itaque et tu–
lerunt eum inde : stetitquc in
medio Populi , et altior fuit uni–
verso Populo ab humero et sur–
sum.
24
E t ait Samuel· ad omnem
Populum : Certt
Jáid:wtis
A liJIWP
elegit Dominus , qu niam non sit
$imilis
i llí
in omni Populo. Et
clamavit omnis Populus , et ait:
Vivat Rex.
25
Locutus est autem Sa–
muel ad Populum Legem Regni,
et scripsit in libro , et reposuit
coram Domino : et dimisit Sa–
muel omnem Populum singulos
in domum suam.
26
Sed et Saul abiit in do–
mum su
ip
G~baa
: et abiit
cum eo pa s exerc'tus , quorum
tetigera t Deus corda.
27
F i
ü
vero Belial dixerunt:
?
N um salvcr e nos potedt iste ? E t
despexerunt eum, et non attule–
r unt ei munera : ille vero dissi–
mulabat se audire.
• Donde se contenian los derechos y
obligaciones del Rey. Convienen gene–
ralmente los Expositores en que se perdió
este volumen.
• Junto al Arca con los otros Libros
~agrados
que estaban a su custodia.
3
Los quales reconocieron la voluntad
y
mano de Dios en todo lo que se habia
execurado , y le prestaron la obediencia
como a su Rey.
•
4
MS.
3· Ommes
SJ'n
pro.
Los malos
e m¡olemes del Poeblo , hombres contu–
maces
y
groseros , despreciaron al nuevo
Señor ,
si
vendría él allí. Y el
Señor res pondió: Mirad que es–
tá escondido en su casa.
23
Fueron pues corriendo
y
traxéronle de alli :
y
presentóse
. en medio del Pueb!o , y fu é mas
alto que toda la otra gente de
los hombros arr1ba.
24
Y dixo Sam'uél a todo el
,!>ueblo : Bien veis aquel que el
Señor ha escogido, que no le hay
semejante a él en todo el Pueblo.
Y lo proclamó todo el Pueblo,
y dixo: Viva el Rey.
·
25
Y declaró Sarnuél al Pue–
blo la Ley del Reyno ' , y la es–
cribió en un libro, y lo depositó
delante del Señor
2
;
y envió Sa–
muél a todo el Pueblo cada uno
a su casa.
26
Y Saul se fué tambien a Ga–
baa a su casa ; y se fu é con él una
partida del exército, aquellos cu–
yo corazon Dios había tocado
3,
2-7 Mas los hijos de Beliál
4
dixeron: ¿Por ventura podrá es–
te salvarnos ? Y le desp reciaron,
y no
le
presentb ·on dones ; mas
él disimuló como que no oía s.
R~y
, y no le quisieron hacer sus presen·
res , como se acostumbraba con los Re–
yes en el Oriente. Poco sari<fechos de su
eleccion , por ser de una familia ínfima de
l sraél , le creían incapaz de acciones no–
bles
y
generosas.
s
Mostrando valor , santidad y pru–
dencia , venciéndose a sí mismo ántes que
· a sus enemigos , no queriendo comenzar
con rigores su gobierno , y resolviendo
dexar el castigo para otfo tiempo mas
a próposito; porque entónccs podia ser
muy nocivo el intentarlo
y
executarlo.
L