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LIBRO QUARTO DE LOS REYES.
23 Sicut in oétavo decimo
anno Regís Iosiae faétum est
phase istud Domino in Ierusa–
lem.
24 Sed et pythones et ario–
los , et figuras idolorum et im–
munditias
, et abominationes
quae fuerant in terra luda et Ie–
rusalem , abstulit Iosias : ut sta–
tueret verba Legis quae scripta
sunt in Libro
~em
iovenit Hel–
cias Sacerdos in Templo Domi-
.
.
lll.
· 25
Similis illi non fuit an–
te eum Rex , qui reverteretur
ad Dominum in omni corde suo,
et in tota anima sua , et in uní·
versa virtute sua , iuxta omnem
Legem Moysi : neque post euro
~urrexit
similis illi.
26 Verumtamen non est aver–
sus Dominus al:? ira fu oris súi
magni , quo i a us es
fl
ror eius
contra Iudam , propter irrita–
tiones quibus provocaverat euro
Manasses.
. 27 Dixit " itaque Dominus:
Etiam Thdam auferam a facie
mea, sicut abstuli Israel: et proii·
1
Las palabras del versículo preceden–
te encierran un elogio perfeél:o de J osías,
y
todo lo que
~
ha referido en este Ca–
pítulo
y
en los precedentes da de él la
idea de un Príncipe el mas santo que se
hubiese visto en Israél. Pero el Pueblo
de J udá que habia tenido parte en las
abominaciones de Manassés , no le habia
imitado en su arrepet¡timiento. Su conver–
sion a Dios no fué sólida ,
y
este nuevo
calor que mostraba ahora en el culto ex–
terior del
v~dadero
D ios,
y
que en Jo–
sías era el efeél:o de una síncera piedad, en
el Pueblo era una disposicion superficial
y
pasagera ;
y
por esto la alian:z:a nueva-
;,
l1¡{ra :xx¡y,
:1.
23 Como fué esta Pasqua he–
cha en J erusalem a honor 9el Se–
ñor el año décimo oétavo del
Rey Josías.
24 Quit6 tarobien J osías los
pythones y los adivinos,y las figu–
ras de los ídolos y las hediondeces,
y
las abominaciones que había en
tierra de Judá y de Jerusalem; pa–
ra poner en su vigor las palabras
de la Ley que están escritas en el
Libro que hal16 Helcías el Sacer–
dote en el Templo del Señor.
25 No hubo ántes de él Rey
que le fuese semejante, que se vol–
viese al Señor de todo su corazon,
y de toda su ánima, y .de toda su
fuerza , conforme en todo a la
Ley de Moysés : ni despues de él
hubo otro que se le semejase.
26
Con todo eso no se apart6
el Señor de la ira de su grande fu–
~.or
1
,
con que se había encendi–
do su.lndignacion contra J udá, a
causa de los ultrajes con que le
babia provocado Manassés
2 •
27 Dixo pues el Señor : Aun
a J udá arrojaré de mi presen–
cia, como
arrojé~ I~aél:
y
des-
mente contratada por la
m~iacion
del
R ey , aunque acompañada de la religion
del juramento, no tuvo mejor suceso que
las precedentes , por las que en vida de
.,Moysés
y
despucs de su muerte se habia
obligado este Pueblo tantas veces a ser–
vir
a
su D ios. He aquí porque la piedad
de J osías no fué bastante para que el Se–
ñor dexase de
castig~r
a J udá por sus pe–
cados
y
rebeldías ; supra xv11.
29.
y
por·
que desechó de sí
a
Judá ,
a
J crusalem
y
a
su Templo , como habia y a desechado
al R eyno de l sraél y
a
las diez Tribus.
• MS. 7·
Por los
sonsnños tu'
/a,
.WIISañá Jimzmsts.
Po su
idolam~.