CAPITULO
XXIII.
Sepulchrum est hominis Dei , qui
venit de luda , et praedixit ver–
. ba haec quae fecisti super al–
tare Bethel.
18
Et ait : Dimittite eum,
nemo commoveat ossa eius. Et
intaél:a manserunt ossa illius cum
ossibus Prophetae qui venerat
de Samaria.
19
lnsuper et omnia fana ex–
celsorum quae erant in Civita–
tibus Samariae , quae
fecerant
Reges Israel ad irritandum Do–
minum , abstulit Iosias : et fe–
cit
eis secundum omnia opera
quae fecerat in Bethel.
20
Et occidit universos sa–
cerdotes excelsorum qui erant
ibi super altaria : et combussit
ossa humana supe ea : J:eversus–
que est Ierusalem.
21
Et
a
praec~pit
omni Po–
pulo , dicens : Facite
P.
a e Do?
mino Deo vestro , sec ndum
guod scriptum est in Llbr_o foe–
deris huius.
22
Nec enim faél:um est pha–
se
tale a dieous
ludicum qui
iudicaverun~
Iuael, et omnium
dierum Regum Israel , et Re–
gum luda,
j
1
MS.
3. Non mespa.
Véase el Capítulo
citado del
Lib.JIT.delos R eyes.
Este Pro·
phetamor
ó enBethél,que fué del Reyno deli
lsraél o de Samaria que era su Capital.
~
. En la decadencia del Reyno de los
Assyrios se cree que J osías recobró el to–
do o la mayor parte del R eyno de l sraél.
Y así resolvió exterminar de todo punto
la idolatría de la heredad del Señor
,
sin
temer a Jos Cuthéos o Samaritanos , que
eran odiosos a sus vecinos
,
y no tenían
que esperar apoyo de sus
antig~s
due_ños.
s
Su designio er'a desarraygar la tdo-
/J
11.
Paralip. xxxv.
I.
Es el sepulcro de un hombre de
Dios, que vino de J udá, y anun–
ció estas cosas que has hecho so–
bre el altar de Bethél.
18
Y dixo: Dexadle, ninguno
mueva
1
sus huesos. Y quedaron sin
tocar sus huesos ·con los huesos del
Propheta que había venido de Sa–
maria.
19
Demas de esto quitó Josías
todos los templos._de los altos que
babia en lasCiudadesde Samaria
2 ,
que hablan hecho tts Reyes deIs–
Faél para provocar a ira al Señor:
e hizo con ellos lo mismo que ha–
bía hecho en Bethél.
20
Y mató todos los sacerdo–
tes de los altos que estaban allí en–
cargados de los altares: y quemó
sobre ellos huesos humanos; y vol-
vióse aJerusalem
3 •
.
2t
Y dió órden a todo el Pue–
blo, diciendo: Celebrad la Pasqua
a1 Señor Dios vuestro, conforme
a lo que está escrito en el Libro
de esta alianza.
22
Y no fué celebrada Pasqua
semejante
4
desde el tiempo de los
Jueces que gobernaron a Israél, y
en todo el tiempo de los Reyes de
lsraél , y de los Reyes de
J
udá,
latría ,
y
no veía otro ml!jor medio para
esto que hacer perecer a los que mlnte–
nian este culto impío
,
y
arrastr.1ban a él
a los Pueblos. De aquí se infiere que mu–
chos de los Israelitas que habían sido ex–
trañados y transportados por los Assyrios,
habían vuelto otra vez a las
tierras de
lsraél su patria.
4
Porque no hubo ántes de
est~
una
Pasqua que se celebrase con ?anta piedad,
zelo
y
religion por todos los
órden~s
del
Reyno. Este efeél:o hace el buen excmplo
y
las exhortaciones de un Rey piadoso.