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LIBRO QUARTO DE . LOS REYES.
28
Mulier
ista dixit mihi:
Da filium
tuum ut comedamus
eum hodie , et filium meum. co–
medemus eras.
29 Coximus ergo filium meum,
et comedimus. Dixitque ei die
altera : Da filium
tuum ut co–
medamus eum. Quae abscondit
filium suum.
30 Quod cum audisset Rex,
scidit vestimenta sua , et tran–
sibat per
rn~rum.
Viditgue om–
nis Populus cilicium quo ve–
stitus erat
e
ad carnem intrinse-
cus.
31 Et ait Rex : Haec mihí
faciat Deus et haec addat , si
steterit caput Elisei filii Saphat
super ipsum hodie.
32 Eliseus autem sedebat in
domo -sua , et senes sedebant .
cum eo. Praemisit itaque vi–
rum : et antequam veniret nun–
cius ille, d' 1t ad
s~nes:
¿Num–
quicl
scil:is
uod misenit fi1ius
homicidae hic ut praecidatur
caput meum . videte ergo , cum
venerit nuncLus, claudite osüum,
et non
sinatis euro
introire:
ecce eniro sonitus peduro domi–
ni eius post euro est.
28 Esta muger me dixo: Trae
acá tu hijo para que
le
coma–
mos hoy , y mañana comeremos
el mio.
29 Cocimos pues mi hijo ,
y
nos lo hemos comido '.
Y
díxele
al otro dia : Trae acá tu hijo
para que nos le comamos.
Y
ella
ha escondido su hijo.
30 Lo qual quando oyó el
Rey , rasgó sus vestiduras , e
iba pasando por el muro.
Y
vió
todo el Pueblo el cilicio .. que
llevaba vestido a raíz de la car-
ne.
31 Y dixo el Rey: Esto
y
aun mas haga conmigo el Señor,
si la cabeza de Eliséo hijo de Sa–
phát queda hoy sobre él.
32 Mas Eliséo estábase en su
casa, y con él estaban los Ancianos.
Envió pues el Rey un hombre
3;
y
<Íintes que llegase este mensagero,
dixo a los Ancianos : ¿No sabeis
que este hijo del homicida
4
ha en–
viado a cortarme la cabeza? tened
pues cuidado , quando llegare el
meosagero de cerrarle la puerta,
y
de no dexarle entrar; porque
estoy oyendo
iJ,
ruido de los pies
de su señor en pos de él
s.
~~
1
Y así se vieron cumplidas las ame–
nazas del Señor.
D euter. xxvur.
56. 57·
2
Un vestido áspero de pelo de ca–
mello
y
de color obscuro , que usaban en
tiempo de luto
y
de penitencia.
3
Para q_ue le cortase la cabeza.
4
J
orám hijo de Acáb , que consintió
que
J
ezabél su muger hiciese matar a N a–
bóth
y
a los Prophetas del Señor.
s Estas palabras dan a entender, que el
Rey arrepentido de la sentencia que ha–
bia pronunciado contra Eliséo en el ardor
de su cólera, se puso inmediatamente en
camino , despues de haber despachado el
mensagero , para impedir la exccucion;
y
que llegando a donde estaba el Prophcta
le dixo: ¿Qué nos queda y a que esperar
del Señor , habiéndonos reducido a tal
miseria
y
hambre , que ha habido nndre
que
se
ha comido a su mismo hijo? Por el
texto parece que las últimas palabras del
versículo siguiente fueron dichas por el
mensagero o enviado del R ey en su nom–
bre. Otros las dan otro sentido en boca
del mensagero , suponiendo que iba muy
· conrra su gusto a executar la órden del
Rey : ¿Qué nos queda que esperar del Se–
ñor , si se llega al extremo de quitar la
vida a su Propheta ? Pero este senrido pa·
rece violemo. Véase a
TiillOD.
Q.
XXII.
,
1
1 1